A los humanos nos encantan las referencias arbitrarias. Un blog no se libra de estas costumbres. Que si ha cumplido uno o diez años, se han publicado cien o mil entradas, o ha recibido no sé cuántas mil visitas. ¿De verdad tiene importancia el número de veces que nuestro planeta ha dado una vuelta alrededor del sol desde que existe el blog? Más aún teniendo en cuenta que el momento exacto no deja de ser una mera aproximación. ¿O el número de ceros con los que acaba una cifra? ¿Y si, en lugar de base diez, usáramos numeración binaria o hexadecimal? Puestos a celebrar un hito, prefiero elegir alguno que sea realmente relevante.

Para mí, resulta mucho más importante haber logrado alcanzar un viejo propósito, que comenzó cuando arrancó este proyecto, 3.177 días atrás: por fin he conseguido ponerme al día. Comencé a escribir un año, nueve meses y 30 días después de haber realizado el viaje que narraba en aquel momento. Desde entonces, he escrito las entradas meses después de vivir la experiencia. No tengo claro si esto era bueno o malo. Por una parte, perdía frescura. Mis recuerdos se diluían con el tiempo y, aunque las fotos y los vídeos me ayudaban a refrescar la memoria, siempre había detalles o circunstancias concretas que me costaba rememorar. O que olvidaba completamente. Aunque también ganaba profundidad y reflexión. Llegar a escribir con un año de retraso me permitía poner mis experiencias en contexto, separando el grano de la paja.

Hubo un tiempo en que llegué a pensar que este momento no llegaría jamás. Escribiendo una entrada a la semana, que generalmente publicaba los viernes, no lograba acortar el tiempo entre el momento en que realizaba el viaje y aquel en el que lo narraba. En abril de 2018 decidí duplicar la frecuencia, pasando a publicar una entrada en viernes y otra en domingo. Al principio me costó mantener el ritmo y algunas semanas no lo logré. Pero con la práctica comencé a escribir sistemáticamente dos entradas cada siete días. A veces tres o más. El récord lo tengo en seis en una semana.

En lugar de publicar según escribía, adquirí la costumbre de hacerlo en momentos concretos. Los viernes, a las seis de la tarde. Los domingos, a las tres. Empecé a acumular entradas, programadas para ver la luz en el futuro. Según escribo esta, hay otras treinta y una aguardando su turno. Al principio, mi propósito era evitar romper el ritmo del blog mientras estaba de viaje. Un periodo durante el que, con tan solo una excepción, nunca escribo. Posteriormente descubrí que aquella costumbre tenía otras virtudes. Al acumular entradas en la cola de publicación, no tengo ninguna presión para escribir. Si por cualquier motivo no puedo o no me apetece, simplemente no lo hago. También me permite revisar tranquilamente las entradas. Las escribo, las repaso, las programo para un día concreto y, a veces varios meses más tarde, las releo cuando faltan pocos días para su publicación. Casi siempre cambio algo. Añado algún matiz, acorto un párrafo demasiado denso o retoco el ritmo de la narración. En una ocasión hasta llegué a borrar la entrada, para reescribirla desde cero.

Esta entrada es un buen ejemplo. La estoy redactando un 21 de febrero. De no ocurrir nada extraño, se publicará el próximo 13 de junio. Para entonces, si todo sale según lo previsto, habré regresado de un viaje de 13 noches por el suroeste de Groenlandia. Un itinerario que consistirá en una travesía en ferri, entre Qaqortoq e Ilulissat, seguida por una estancia de varias noches en esta última localidad, explorando Disko Bugt. Con lo que el 27 de junio podré empezar a narrar un nuevo periplo, en esta ocasión apenas unos días después de haberlo realizado. Una nueva experiencia, que ya veremos en qué forma afecta al blog.

¿Y mientras tanto? Sinceramente, aún no lo sé. Aunque ideas no me faltan. Escribir una serie de entradas sobre viajes que hice antes de publicar una bitácora personal, redactar una guía de algún lugar que conozco en profundidad, como Bergen o Venecia, publicar entradas «reflexivas», similares a la que estás leyendo, o hacer un poco de todo. Aunque también podría realizar una pausa y dedicar mi tiempo a otros proyectos pendientes. Un video de Islandia, publicar un libro sobre el Atlántico boreal o crear una nueva web, centrada exclusivamente en la fotografía. En este momento, lo único que puedo asegurar es que, para cuando alguien quiera leer esta entrada, habrán pasado varios meses desde que tomé la decisión.

Actualización: una pequeña hoja de ruta
Una parte sustancial del blog está formado por entradas sobre Islandia. Y la mayoría de los que, semana a semana, siguen mis publicaciones, lo hacen buscando información sobre la Tierra de Hielo. En estos últimos años, he publicado sistemáticamente una o dos entradas semanales sobre la isla. Tras conseguir ponerme al día, va a ser complicado mantener dicho ritmo. En cualquier caso, el plan es seguir publicando una entrada sobre Islandia cada 14 días. La ventaja de escribirlas con anticipación, es que en su mayor parte ya están listas y programadas, por lo que puedo anticipar un calendario:

El 15 de junio publicaré una entrada sobre las que, a mi juicio, son las 15 carreteras más hermosas de Islandia.

El 29 de junio una recopilación de 12 fotografías de Islandia, debidamente documentadas y comentadas.

El 13 de julio un artículo reflexionando sobre la naturaleza de Islandia y su alteración por los humanos.

El 27 de julio, otro sobre la fascinante geología de la isla.

El 10 de agosto una recopilación de 12 rutas que permiten acercarse hasta diversos glaciares.

El 24 de agosto un simulacro de planificación de viaje alrededor de Islandia realizado con ChatGPT, comentando los resultados del experimento.

El 7 de septiembre una entrada sobre 12 excursiones caminando por el sur de la isla.

El 21 de septiembre, un artículo con indicaciones para visitar 10 de los cráteres más interesantes de Islandia.

Finalmente, el 5 de octubre, una enciclopédica guía para viajar a Islandia en invierno, en la que sigo trabajando según actualizo esta entrada.

El siguiente artículo sobre Islandia debería publicarse el 12 de octubre. Para entonces, si todo sigue su curso normal, habré regresado de mi segundo viaje otoñal a la isla, esta vez centrado en el norte. Por tanto, ese domingo retomaría el ritmo habitual de una entrada semanal sobre Islandia, nuevamente narrando mis experiencias durante mi viaje más reciente.