Desperté con el amanecer. Navegábamos al suroeste de la isla Tablas. El tiempo había cambiado y la plácida tarde que habíamos disfrutado navegando por la bahía de Manila se había convertido en una mañana ventosa. El viento y los cruceros se llevan bastante mal. De inmediato, recordé nuestra escala fallida en Civitavecchia o los problemas que tuvo el Eurodam para recuperar una de sus lanchas en Mykonos. Tuve un mal presentimiento.
Pasaba el tiempo sin que hubiera ninguna novedad, por lo que comencé a temer lo peor. El fuerte viento tiraba del Celebrity Constellation, sujeto por su ancla de estribor. A pesar de lo cual, el barco borneaba, acercándose en ocasiones a la costa, de la que apenas nos separaban quinientos metros. Al final, tras casi tres horas esperando infructuosamente a que amainara el viento, acabaron anunciando la cancelación de la escala. El auge del turismo ha convertido las antes paradisíacas playas de Boracay en una especie de Ibiza tropical, por lo que no lo sentí demasiado. Aunque he de reconocer que me hubiera gustado darme un chapuzón en Febrero.
En https://depuertoenpuerto.com/crucero-mar-de-la-china-meridional/ se puede ver el itinerario completo de nuestro crucero por el mar de la China Meridional.
El blog De Libros y Viajes tiene una entrada interesante sobre la isla: http://delibrosyviajes.com/boracay-el-paraiso-turistico-de-filipinas/.
En inglés, hay una auténtica montaña de información, en la que es fácil perderse. Lo mas aconsejable es visitar Wikitravel, donde hay un extenso artículo lleno de datos prácticos: https://wikitravel.org/en/Boracay.