El cruce, también conocido como Scramble Kousaten, se ubica en la intersección de las calles Dougen-Zaka, Jingu-dori, Koen Dori y Shibuya Center-Gai. Debido a la gran afluencia de viandantes, todos los semáforos para vehículos se cierran a la vez, permitiendo que, durante 47 segundos, los peatones lo atraviesen en cualquier sentido. Se estima que puede ser utilizado simultáneamente por 2.500 personas, por lo que está considerado como el paso de peatones más transitado del mundo. Lo cual, en cierto sentido, es fruto de una fama que se retroalimenta. Los turistas vamos a ver el cruce, que así tiene más usuarios, lo que incrementa su renombre, por lo que van todavía más turistas. Nosotros fuimos un magnífico ejemplo. En nuestra primera visita, acabamos atravesando la intersección nada menos que cinco veces. Las dos primeras, por el simple hecho de cruzarlo. Las demás, buscando un lugar que nos permitiera disfrutar de una buena perspectiva sobre el lugar.
Nuestro primer intento fue en el Starbucks que hay en la primera planta del edificio Tsutaya. No me gustan los Starbucks, pero su gran cristalera con vistas a la calle parecía una buena opción. No lo fue. La vista está obstaculizada por una de las salidas del metro y por varios cables. Aunque bastante peor era la masificación que inundaba el local. En la cristalera, ocupada por una larga barra con bancos, no cabía una persona más. Algunas, con consumiciones del local. Otras, guardando sitio, mientras esperaban a los que formaban la larga fila del autoservicio. Unas cuantas, sentadas sin más, ajenas todas las que, cargadas con cafés y dulces, buscaban infructuosamente un lugar para acomodarse. Un caos bastante desagradable. Hice un par de fotos de cualquier manera y salimos de allí lo más rápido posible.
Nuestro primer impulso fue irnos de Shibuya inmediatamente. Pero el ambiente visualmente recargado del lugar nos había impactado. Decidimos darle una segunda oportunidad. Volvimos a atravesar la calle, camino de la cercana estación de tren. Quizá su gran ventanal ofreciera una buena perspectiva. Nuevo intento fallido. El ventanal estaba atravesado por una cinta transportadora, en la que era imposible detenerse. Y los gruesos cristales de la estación distorsionaban totalmente la vista del exterior. Al menos, el paseo nos permitió ver la famosa estatua del perro Hachikō.
El tercer y último intento era en el centro comercial Magnet. Tanto los mapas de Google como los de OpenStreetMap indicaban que, en su azotea, había un mirador. Entramos al edificio y, al subir en el ascensor, vimos anunciada una zona de restauración en su planta séptima. Cansados y sedientos, decidimos tomar algo antes de visitar el mirador. Fue una suerte. Acabamos tomando un riquísimo zumo en Fruit Parlor. Un local que ofrecía una magnífica vista sobre el cruce y en el que, además, no había prácticamente nadie. Tan solo estábamos nosotros y un reducido grupo de chicas japonesas. Al final, después de pasar más de media hora viendo el incesante ir y venir de gente, ni subimos al mirador de la planta octava.
Salimos del centro comercial por las escaleras mecánicas, recorriendo sus plantas una a una. Magnet es una especie de «spin-off» del famoso Shibuya 109. Sus tiendas estaban repletas de mercancías que respondían a muchos de los tópicos que, en occidente, tenemos sobre las subculturas de los adolescentes japoneses. Mención especial merecen sus escaleras de emergencias, un pequeño museo del grafiti. Tras salir de Magnet, atravesamos el cruce por quinta vez, para callejear rumbo al Santuario Meiji, nuestro siguiente destino.
Como tantos lugares en Tokio, Shibuya cambia con la noche. Regresamos el día siguiente, al filo de las ocho de la tarde, para ver el cruce en todo su esplendor, con las enormes pantallas y los neones brillando en la oscuridad. Y Shibuya no nos decepcionó. Quizá no sea tan espectacular cono Times Square, sobre todo por la altura de los edificios. Pero, al menos para un occidental, lo compensa de sobra con su exotismo. La mezcla de marcas familiares con otras que nos eran desconocidas, de grafías latinas con los, para nosotros, indescifrables caracteres kanji y katakana, el bullicio con su mezcla de rostros orientales y occidentales, daban al lugar un aspecto irreal. En algunos momentos, parecía que estuviéramos en un decorado de Blade Runner. No sería la última vez que tendríamos esa sensación durante nuestros paseos nocturnos por Tokio.
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La página Japan Travel tiene una entrada sobre el cruce: https://es.japantravel.com/tokio/el-cruce-de-shibuya/59400.
En el siempre interesante blog Japonismo encontraremos una guía sobre el barrio de Shibuya: https://japonismo.com/blog/viajar-a-tokio-shibuya.
Japón Secreto nos indica los mejores lugares para disfrutar de la vista sobre Scramble Kousaten: https://japon-secreto.com/mejor-vista-cruce-de-shibuya-tokio-japon/.
En el blog Un Gato Nipón nos advierten sobre lo que no debemos hacer en el cruce: https://www.ungatonipon.com/3424/los-peligros-de-cruzar-el-scramble-kosaten-de-shibuya-mientras-utilizamos-un-smartphone.
Posteriormente a nuestra visita, ha abierto Shibuya Sky, un nuevo mirador que parece interesante. Se puede encontrar información en el portal oficial de turismo de Tokio: https://www.gotokyo.org/es/spot/1749/index.html.
En https://depuertoenpuerto.com/tres-dias-en-tokio/ se puede ver nuestra estancia completa, de tres días, en Tokio.
En inglés, la web del centro comercial Magnet está en https://magnetbyshibuya109.jp/en/.
Muchas gracias por mencionarnos.
Al contrario, gracias a vosotros por vuestro magnífico blog. Una fuente de información imprescindible para cualquier hispanohablante que quiera visitar Japón.