Honningsvåg era la escala mas larga del día. El Finnmarken estaría atracado a sus muelles entre las 11:15 y las 14:45. Buena parte del pasaje aprovechaba la escala para visitar el cercano Cabo Norte, en una excursión organizada por la naviera. No era mi caso. Había tenido ocasión de conocer Cabo Norte en mi anterior visita y había vuelto con sentimientos contrapuestos. Creí mas interesante pasear por las tranquilas calles de la pequeña ciudad. Cuando recorrí Honningsvåg en verano me pareció un lugar muy fotogénico. Ahora, cubierto por un manto blanco, debería serlo todavía mas.
Al contrario que la mayor parte de los cruceros, Hurtigruten llega a Honningsvåg desde el oeste, navegando por el estrecho de Magerøysundet, entre el continente y la isla de Magerøya. No pasa frente a Cabo Norte, pero también es una ruta interesante. Como era de esperar, había nieve por todas partes. Aunque la temperatura no era muy baja: apenas un grado bajo cero. El día era soleado y con poco viento, perfecto para pasear. Por poner alguna pega, había demasiada luz. Desde luego, mas de la que hubiera esperado en un día de invierno en el norte de Noruega.
Hurtigruten atraca en el muelle de Kai Syd, en pleno centro de la ciudad. Descendí del barco y me encaminé hacia el este, bordeando el puerto. Las calles estaban prácticamente vacías y, al igual que en mi anterior visita, la flota pesquera permanecía amarrada en puerto. Pero esta vez el agua no parecía un espejo. Soplaba un débil viento del sur, suficiente para agitar la superficie. El intenso sol, muy bajo en el horizonte, tampoco ayudaba a hacer buenas fotos. Mi paseo fotográfico por Honningsvåg acabó siendo mas complicado y menos fructífero de lo que esperaba.
Tras bordear todo el puerto, seguí andando hacia el sur, buscando la pequeña playa cercana al faro que, en mi anterior viaje, había visto desde el barco. Las piedras negras de la orilla contrastaban con la nieve y la espuma de las olas. El sol, cercano al horizonte meridional, bañaba las fachadas de la primera linea de casas. Pero unos edificios hacia el este afeaban la perspectiva y la nieve brillaba tan intensamente que no conseguí hacer una fotografía aceptable. Regresé hacia el centro de Honningsvåg por sus calles nevadas, hasta llegar junto a Honningvåg Kirke, la iglesia de madera construida en 1885. Es el único edificio de la ciudad, y de hecho de toda la isla, que sobrevivió a la retirada alemana en 1944. Su interior es bastante acogedor, pero en esta ocasión no entré en el edificio.
Por contra, me dirigí al siguiente objetivo: el mirador con la escultura dedicada a Knut Erik Jensen, un director de cine nacido en Honningsvåg. Una capa de nieve lo cubría todo, borrando cualquier rastro del camino que lleva hasta el monumento. Incluso el pequeño grupo de tumbas que hay en las proximidades estaba parcialmente oculto bajo la nieve. Tuve que seguir las huellas que había dejado algún visitante en días anteriores. La vista desde el mirador hacia el sur era magnífica, aunque un tanto extraña. El sol, bajo en el horizonte, brillaba con fuerza, reflejándose en la nieve. El fuerte contraste entre las zonas en sombra y las iluminadas complicaba conseguir fotos aceptables y por contra me hizo echar de menos las gafas de sol, que por supuesto ni se me había ocurrido llevar a un viaje al Ártico en invierno (error de principiante). Además, la caminata por la nieve cuesta arriba y a pleno sol me había hecho sudar.
Pasé un buen rato recuperando el aliento mientras disfrutaba del panorama. La calma era casi absoluta, únicamente rota por algunas ráfagas de viento del sur y un pequeño pesquero que llegó al puerto. En completa soledad, en un mirador cerca de los confines del mundo, perdí la noción del tiempo. Al final, me devolvió al mundo el ruido de las pisadas de alguien que también había decidido subir hasta el mirador.
Regresé a la ciudad. Tenía que hacer algunas compras de emergencia: crema para mis resecas manos y líquido para limpiar las lentes de las cámaras, que a esas alturas estaban llenas de salpicaduras de salitre. En el rato que pasé en las tiendas, el sol comenzó a ocultarse tras unas nubes próximas al horizonte. El cielo iba recuperando lentamente los tonos propios del invierno ártico, con esa maravillosa luz tan especial. Aproveché para dar un último paseo por el puerto, antes de regresar al Finnmarken. Poco antes de las tres de la tarde, con el sol deslizándose hacia el sur tras las lejanas montañas, zarpamos rumbo a Kjøllefjord y el extremo oriental de Noruega.
Interesante entrada sobre Honningsvåg en el blog Viaje al Atardecer: http://www.viajealatardecer.com/2014/10/honningsvag-descubriendo-norte-noruega.html.
En wikiloc hay una ruta con numerosos puntos de interés: https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/de-honningsvag-a-kjelvik-los-70-anos-de-historia-de-la-comuna-de-nordkapp-33217965.
En inglés, para el que quiera hacerse una idea de cómo es vivir en esas latitudes, recomiendo echar un vistazo al blog experiencenorthcape: https://experiencenorthcape.wordpress.com/.
La página de Honningsvåg en la web de turismo de Noruega está en https://www.visitnorway.com/listings/honningsvåg-tourist-information/180294/?lang=primary.
Hurtigruten tiene una página dedicada al puerto: https://global.hurtigruten.com/ports/honningsvag/.
Información sobre el puerto en la página de Cruise Norway: https://cruise-norway.no/destinations/nordkapp/.
¡Muchas gracias por mencionarnos!
Gracias a vosotros por vuestro interesante blog.