Con 531.900 km², el municipio de Sermersooq es el más extenso de Groenlandia. También es el más poblado, rozando los 22.000 habitantes. Aunque buena parte de dicha población habita en Nuuk, la capital del municipio y de toda la isla. En su segunda jornada navegando hacia el norte, el Sarfaq Ittuk haría escala en tres puertos de su costa suroccidental: Arsuk, Paamiut y Qeqertarsuatsiaat. Todas ellas escalas cortas, en las que quizá no merecería la pena bajar a tierra. Tampoco me importaba. Mi principal motivo para realizar el viaje en ferri era disfrutar de los espectaculares paisajes de la costa groenlandesa, que se iría deslizando lentamente frente a nuestro costado de estribor.

Qeqertarsuaq

Qeqertarsuaq.

Salí a cubierta sobre las cinco y cuarto de la mañana. Navegábamos al noroeste de la isla de Sannerut, en el límite meridional de Sermersooq. Más allá de nuestra aleta de estribor, se elevaba una agreste pared de roca y nieve, con una gran mole marcando el extremo occidental de la isla. El panorama sobre la amura de babor era algo más suave, pero no por ello menos hermoso: un par de cimas redondeadas, parcialmente ocultas por la niebla, en la costa suroccidental de Qeqertarsuaq. Un topónimo que significa «Isla Grande» y por tanto es relativamente abundante en Groenlandia.

Amanecer en el sur de Sermersooq

Amanecer en el sur de Sermersooq.

Poco después, hacia el nordeste, el sol comenzó a despuntar sobre las montañas, bañando el paisaje con una suave luz dorada. Aún no estábamos en el Ártico, pero el amanecer fue largo y hermoso. Los juegos de luces en los valles, la bruma y las nubes tiñéndose con los rayos del sol, el barco avanzando lentamente por un mar tranquilo y salpicado de icebergs… Sin duda, el madrugón había merecido la pena.

El sol juega con Arsuutaa

El sol juega con Arsuutaa.

El Sarfaq Ittuk atravesó el canal que separa las islas de Qeqertarsuaq y Tallorutit. Mientras tanto, el astro rey se elevaba tan lentamente, que acabamos teniendo varias «puestas» y «salidas» de sol, mientras este jugaba con la doble cima del Storpuklen, en la isla de Arsuutaa.

Arsuup Uummannaa

Arsuup Uummannaa.

Arsuk, nuestro primer destino, estaba a menos de 10 kilómetros. En lugar de dar un rodeo hacia mar abierto, el ferri siguió navegando por aguas interiores, enfilando directamente entre Arsuutaa y los islotes de Maniitsoq y Milluuffiq. Lo cual nos regaló alguna hermosa composición, esta vez presidida por un nuevo hito rocoso: la mole de 498 que se eleva en el centro de Arsuup Uummannaa.

Agua, hielo y roca en Sermersooq

Agua, hielo y roca en Sermersooq.

A estribor, el amanecer daba sus últimos coletazos, en un laberinto de cadenas montañosas. Al fondo, en un resquicio entre dos laderas, me llamó la atención una línea casi completamente horizontal. Era Sermersuaq, la enorme capa de hielo que ocupa el centro de Groenlandia, que se encuentra a poco más de 40 kilómetros de Arsuk.

La lancha volviendo de Arsuk

La lancha volviendo de Arsuk.

Llegamos al puerto a las seis y media. Aunque no pudimos atracar en su diminuto muelle. Desde el barco, botaron la lancha que va por encima de la cubierta 5, precisamente para estas ocasiones. Tan pronto como tocó el agua, comenzó a realizar trayectos llevando y trayendo gente entre Arsuk y el Sarfaq Ittuk.

Arsuk

Arsuk.

En el censo de 2020, la pequeña localidad apenas contaba con 73 habitantes. Aunque parece que ha pasado por mejores momentos. En 1799 se descubrió criolita en Ivittuut. 15 kilómetros hacia el interior, siguiendo el fiordo. Seis años más tarde, los daneses fundaron Arsuk. La explotación de la criolita comenzaría en 1859, manteniéndose la mina abierta hasta 1987. Desde entonces, la población de Arsuk ha sufrido un fuerte descenso, aunque en las últimas décadas parece tender a estabilizarse. Quizá logre escapar al abandono total, que han sufrido otros asentamientos cercanos.

Bruma zarpando de Arsuk

Bruma zarpando de Arsuk.

Terminado el trasiego de la lancha, a las siete en punto nos poníamos de nuevo en marcha. Hacia el interior de la ensenada, la sutil bruma del amanecer parecía estar ganando fuerza. ¿Un presagio de futuros problemas? En cualquier caso, estaba hambriento y un tanto destemplado. De momento, mi principal preocupación era desayunar.

Entre Toornaarsuk y Sermersuut

Entre Toornaarsuk y Sermersuut.

Cuando regresé a cubierta, navegábamos entre las islas de Toornaarsuk y Sermersuut. Mientras tanto, hacia popa, destacaba una aguda cima que no logré identificar. Presidía un duro paisaje, aderezado por unos cuantos icebergs, algunos de ellos con dimensiones bastante notables, y varias nubes bajas.

Atravesando Toornarsuk Løb

Atravesando Toornarsuk Løb.

Nubes que, hacia proa, amenazaban con convertirse en niebla. Atravesamos el canal de Toornarsuk Løb, entreviendo las montañas que nos rodeaban al albur de los caprichos de las nubes, que se deslizaban lentamente por sus laderas. Aunque, incluso en el peor momento, se mantuvieron unos cuantos metros por encima del nivel del mar.

Llegando al estrecho de Davis

Llegando al estrecho de Davis.

Sobre las 8:40 llegábamos al final del canal y nos adentrábamos de nuevo en mar abierto. O, siendo más precisos, en el estrecho de Davis. Un estrecho bastante extraño, pues mide 1.143 kilómetros de longitud y, en su punto más angosto, tiene un ancho de 338 kilómetros. Poco que ver con el Bósforo, o incluso con nuestro Gibraltar. Debe su nombre a John Davis, un explorador británico que navegó por sus aguas en 1583, mientras buscaba el paso del noroeste. Aunque, más allá de los diversos pueblos árticos que recorrían sus costas, también parece haber formado parte de la ruta noruega entre Groenlandia y Vinland, en la lejana Edad Media.

Icebergs en el estrecho de Davis

Icebergs en el estrecho de Davis.

Con la costa velada por la bruma, el foco de atención pasó a los icebergs, que cada vez eran más abundantes. El mar estaba salpicado de manchas blancas. Desde pequeños témpanos de hielo, que apenas sobresalían de la superficie, hasta grandes icebergs, flotando cerca de la linea del horizonte. El Sarfaq Ittuk, más que acostumbrado a navegar por estas aguas, avanzaba impertérrito, sin apenas alterar su rumbo norte. Lo que, de vez en cuando, nos permitía pasar a escasa distancia de algunas montañas de hielo.

Llegando a Paamiut

Llegando a Paamiut.

A la una y media, en la estrecha franja entre el mar y las nubes bajas, regresaron las señales de civilización. Más allá de un pequeño iceberg horadado por un arco, podía ver un par de antenas de comunicaciones, varios depósitos de combustible y algunos edificios, medio ocultos por las ásperas laderas de roca. Señal inequívoca de que estábamos llegando a Paamiut, nuestra segunda escala del día.

El Greenland Star

El Greenland Star.

Antes, teníamos que pasar junto al Greenland Star. El arrastrero fue botado en 1964, en el puerto alemán de Bremerhaven, con el nombre de Heidelberg. En 1983 fue adquirido por la empresa groenlandesa Havfiskeselskabet Manitsok ApS, para la pesca en aguas árticas. Al año siguiente, encalló mientras salía del puerto de Paamiut. Hay dos versiones sobre las causas del accidente. En algunas páginas web echan la culpa a la niebla, tan frecuente en la zona. Sin embargo, otras hacen referencia a un error de navegación, posiblemente causado por un capitán ebrio. Sea cual fuera el motivo, el barco permanece encallado junto al puerto, descomponiéndose lentamente mientras sirve de reclamo fotográfico.

Paamiut y Fredenskirche

Paamiut y Fredenskirche.

Paamiut fue fundada en 1742 por el comerciante danés Jacob Severin, que llamó al lugar Frederikshåb en honor al futuro Federico V de Dinamarca, que entonces era el príncipe heredero. Aunque ya había población inuit en el emplazamiento, aprovechando su espléndido puerto natural y las oportunidades de caza y pesca, al ubicarse en la entrada del Kangilernup Sermilikasia. Un sistema de fiordos cuyo brazo más largo se adentra 53 kilómetros entre las montañas. De hecho, Paamiut quiere decir «los que habitan en la boca (del fiordo)».

Paamiut

Paamiut.

El lugar tuvo una pequeña edad de oro tras la finalización de la segunda guerra mundial, de la mano de la pesca del bacalao. En paralelo, la intención del gobierno danés era convertir Paamiut en la segunda ciudad de Groenlandia, con una proyección de población de 10.000 habitantes. Bautizados como G50 y G60, los sucesivos planes buscaban reubicar a la población inuit, dispersa por buena parte de la costa, en cuatro pequeñas ciudades. En 1967 se inauguraba la mayor factoría de procesamiento de bacalao de la isla, mientras se impulsaban otras infraestructuras básicas, como alcantarillado o suministro de electricidad. La población alcanzó su pico en 1988, con 2.433 habitantes. Entonces, las capturas de bacalao colapsaron. Simultáneamente, la población inuit comenzó a resistirse a un traslado que suponía renunciar a su forma tradicional de vida. En el censo de 2020, la población se había reducido a 1.308 personas, obligando a demoler algunos bloques de viviendas abandonadas. Aunque al menos la factoría de pescado ha sabido reinventarse, orientando parte de su producción hacia otras especies.

Formas caprichosas

Formas caprichosas.

La escala duró exactamente media hora. Después, tras volver a navegar junto al Greenland Star, el Sarfaq Ittuk viró hacia el norte. Nuestro pequeño mundo seguía dominado por las brumas y las nubes bajas. Aunque el sol comenzaba a dar indicios de querer regresar y, de vez en cuando, hasta lograba brillar fugazmente sobre la superficie del mar. En cualquier caso, no había tiempo para el aburrimiento. Cada vez había más icebergs, con formas progresivamente más caprichosas.

Icebergs bajo el sol

Icebergs bajo el sol.

Y de golpe, a las tres de la tarde, el sol comenzó a brillar con fuerza, llenando los icebergs de una intensa luz. Fue toda una sorpresa, pues nos estábamos aproximando al descomunal Sioqqap Sermia. La mayor lengua glaciar del suroeste de Groenlandia, con un enorme frente, que forma un semicírculo de más de 40 kilómetros de perímetro. Y el causante de las nieblas que suele haber en ese tramo de la costa, por lo que lo esperable era que la visibilidad hubiera ido a peor según nos acercábamos al glaciar.

Frente al Sioqqap Sermia

Frente al Sioqqap Sermia.

Por contra, pudimos disfrutar de una hermosa vista sobre la gran superficie congelada, descendiendo desde el descomunal casquete de hielo que ocupa el centro de Groenlandia. A pesar de su tamaño, el Sioqqap Sermia, que también es conocido como Frederikshåb Isblink, no consigue llegar al mar. Sus hielos se pierden en una zona de colinas y llanuras de apariencia arenosa, que a duras penas podía apreciar desde cubierta. Por encima, una gruesa capa de nubes difuminaba sus límites. ¿La niebla del día siguiente?

Navegando hacia Qeqertarsuatsiaat

Navegando hacia Qeqertarsuatsiaat.

Superados el glaciar y la hora de la cena, aún estaba pendiente la última escala del día, en el puerto de Qeqertarsuatsiaat. Para llegar a su único muelle, el Sarfaq Ittuk se adentró en un pequeño laberinto de islas y escollos. El sol comenzaba a acercarse al horizonte, en una tarde que cada vez era más espléndida. Una parte del pasaje decidió salir a disfrutarla y, por primera vez en el viaje, la cubierta superior se llenó de gente y de risas de niños. La vida silvestre también parecía querer participar de la prematura tarde de verano. Acabamos cruzándonos con varios gaviotas y una bandada de patos.

Hacia el norte de Qeqertarsuatsiaat

Hacia el norte de Qeqertarsuatsiaat.

Atracamos a la diez de la tarde. Qeqertarsuatsiaat, que remonta sus orígenes a 1754, apenas tiene 169 habitantes, de los cuales una buena parte se había congregado en el muelle. Nueva ronda de recibimientos, abrazos y despedidas, en una escala que apenas duró quince minutos. Y en la que estuve más pendiente de los contraluces del intrincado paisaje que había hacia el norte que del destartalado pueblo que se encontraba al sur.

Dejando Qeqertarsuatsiaat atrás

Dejando Qeqertarsuatsiaat atrás.

Aunque, como buen asentamiento groenlandés, Qeqertarsuatsiaat acabó ganando con la distancia. Tras zarpar, la estampa de la pequeña localidad y sus casas de colores asentadas sobre una colina, con un fondo de montañas parcialmente cubiertas de nieve, tenía un indudable atractivo. Fue una hermosa forma de rematar el día. Eran casi las once de la «noche». A las 7:30 de la siguiente mañana llegaríamos a Nuuk, donde me esperaba una larga jornada conociendo la capital de Groenlandia. Mientras el Sarfaq Ittuk enfilaba hacia el oeste, buscando nuevamente aguas abiertas, decidí que había llegado el momento de ir a dormir.

Para ampliar la información.

Viajes y Lugares tiene una entrada sobre Paamiut: https://www.viajesylugares.com/texto-diario/mostrar/2031235/paamiut-simbolo-suerte-aguila-cola-blanca.

En inglés, los recientes acontecimientos parecen estar renovando el interés por la mina de Ivittuut, cerca de Arsuk: https://www.eclipsemetals.com.au/projects/ivittuut-project/.

Muy completa la entrada sobre Paamiut en Trap Greenland: https://trap.gl/en/kommunerne-og-byerne/kommuneqarfik-sermersooq/paamiut/.

La pequeña ciudad tiene una página web con información turística: https://visit-paamiut.com/.