Santa María Novella

La basílica de Santa María Novella tiene sus orígenes en una pequeña iglesia, Santa María de la Viña, originalmente situada extramuros. A principios del siglo XIII se estableció en la iglesia una pequeña comunidad de monjes dominicos que, entre 1279 y 1420, hizo edificar la iglesia que hoy podemos ver. Al poco de comenzar las obras, se levantó la segunda muralla comunal, ampliando el perímetro de la ciudad e integrando a Santa María Novella en el entramado urbano de Florencia. En 1919 obtuvo el rango de basílica.

La entrada a la basílica se encuentra en un jardín lateral, al que se puede acceder desde la Via degli Avelli o desde la misma Piazza di Santa María Novella. Como en tantas iglesias de Florencia, entrar en Santa María Novella es como adentrarse en un museo de arte. En la basílica hay obras de Giotto, Masaccio, Brunelleschi, Ghirlandaio, Vasari . . .

El púlpito de la iglesia, diseñado por Brunelleschi, tiene el dudoso honor de ser el lugar desde el cual, el 20 de Diciembre de 1614, el dominico Tommaso Caccini atacó por primera vez las ideas de Galileo Galilei, dando origen a la larga y amarga disputa entre el científico y la Iglesia Católica.

En la parte derecha del transepto podemos encontrar la Capilla Filippo Strozzi, célebre por los frescos de Filippino Lippi. Realizados entre 1487 y 1502, narran las historias de San Felipe (pared derecha) y San Juan Evangelista (pared izquierda). También es muy interesante la pared del fondo, planteada como una continuación en vertical de la tumba de Filippo Strozzi, en la que Lippi hace una alegoría a la contraposición entre las sabidurías pagana y cristiana.

También es digna de mención la capilla mayor, o Capilla Tornabuoni. Sus frescos, pintados por Ghirlandaio entre 1485 y 1490, tienen como tema principal las vidas de la Virgen María y San Juan Bautista. Actualmente, se cree que Ghirlandaio solo pintó los frescos de la parte inferior, aquellos que, por estar mas cercanos al observador, se pueden apreciar con mayor detalle. Por contra, los de la parte alta de la capilla habrían sido pintados por discípulos de su escuela, entre los que estaba Miguel Ángel. A pesar de su interés, la capilla no ha sido muy bien tratada por la historia. En 1804, durante unas obras, se retiró el retablo, también realizado por Ghirlandaio. Actualmente, sus fragmentos están distribuidos entre cuatro museos diferentes, aunque una parte se destruyó en Berlín a finales de la Segunda Guerra Mundial. En 1861 se modificó la posición del altar mayor, que hoy ocupa el lugar desde el que se tendría la vista ideal de los frescos.

Desde el interior de la basílica, se accede al Claustro Verde, que actualmente forma parte del Museo de Santa María Novella. Tras recorrer el claustro y sus interesantes frescos, se pueden visitar varias salas del antiguo convento: el refectorio, el Claustro de los Muertos, el Claustro Grande o el Cappellone degli Spagnoli. Esta última capilla debe su nombre a la comitiva que acompañó a Leonor de Toledo, hija del virrey Pedro de Toledo, aquel que ordenó construir los Barrios Españoles de Nápoles. Leonor contrajo matrimonio con Cosme I de Médici y murió en Florencia, en 1562. Está sepultada en la Basílica de San Lorenzo.

La salida del museo da directamente a la plaza de Santa María Novella. La fachada principal de la basílica es una de las obras maestras de la arquitectura renacentista de Florencia. Aunque se comenzó en torno al año 1350 y no se terminó definitivamente hasta 1920, debemos su aspecto actual al proyecto realizado en 1456 por Leon Battista Alberti. Aprovechando la estructura gótica preexistente, creó una espléndida fachada de mármol, con una interesante composición geométrica, que sirvió de inspiración a numerosas iglesias construidas posteriormente.