- 2 de Febrero: Madrid – Barcelona.
- 3 de Febrero: embarque en Barcelona.
- 4 de Febrero: navegación por el Mar Mediterráneo.
- 5 de Febrero: Cagliari.
- 6 de Febrero: navegación por el Mar Tirreno.
- 7 de Febrero: Palermo, donde visitamos el Palacio de los Normandos.
- 8 de Febrero: navegación por el Mar Tirreno, con un rodeo para circunnavegar la isla de Stromboli.
- 9 de Febrero: Nápoles, donde visitamos el Castel dell’Ovo y dimos un paseo por los barrios de Parténope, Quarteri Spagnoli y Decumani.
- 10 de Febrero: deberíamos haber desembarcado en Civitavecchia, pero acabamos navegando frente a Córcega.
- 11 de Febrero: Livorno, desde donde hicimos una excursión hasta Florencia, visitando San Lorenzo, Santa María Novella y Santa Croce.
- 12 de Febrero: navegación por el Mar Mediterráneo.
- 13 de Febrero: Palma.
- 14 de Febrero: desembarque en Barcelona, donde aprovechamos para visitar el Museo Marítimo de la ciudad.
- 15 de Febrero: excursión a Vic y regreso Barcelona – Madrid.
Siendo un destino cómodo para los que vivimos en España, personalmente es un itinerario que no recomendaría. Si hay algo que no falta en este mar son lugares interesantes, pero las navieras parecen obsesionadas por hacer escala en Livorno y Civitavecchia, vendiendo la posibilidad de visitar Florencia y Roma. Ambas ciudades se encuentran bastante alejadas del puerto y tienen demasiado que ofrecer como para intentar visitarlas en una escala de pocas horas. Por contra, con la excepción de Barcelona, el resto de escalas fueron realmente cómodas, atracando en puntos bastante cercanos al centro de la ciudad.
Después de dos cruceros por mares del norte de Europa, haciendo escala en puertos muy protegidos del mar, a los que se llegaba tras navegar por preciosos estuarios o espectaculares fiordos, los puertos del Mediterráneo nos supieron a poco. También echamos en falta los paisajes y los eternos atardeceres de los veranos nórdicos. Aunque por supuesto, lo que perdimos en naturaleza lo ganamos en patrimonio cultural.
Al hacer el trayecto en invierno, conseguimos un precio realmente interesante, así como viajar en un barco con un público mayoritariamente adulto. Si a esto añadimos la comodidad de embarcar en un puerto cercano, la experiencia acabó siendo bastante positiva. No creo que hubiese opinado lo mismo de haber ido en pleno verano. Si, como suele ser habitual entre los que se inician a los cruceros en España, nos hubiéramos estrenado con este itinerario, además realizado en Julio o Agosto, creo que este blog no habría llegado a nacer.
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