Además, esta vez atracábamos en Skolten, una zona de muelles situada a escasos metros de la fortaleza de Bergenhus, a un breve paseo de distancia del centro de la ciudad. Mucho más accesible que el muelle de Dokken, en el que habíamos atracado durante nuestro anterior escala a bordo del MSC Splendida. Además, éramos el único crucero atracado en Bergen ese día, con lo que la ciudad no estaba masificada. Pero, como nada es perfecto, el día era bastante gris y lluvioso, incluso para el estándar de Bergen, que tiene fama de ser una de las ciudades con más precipitaciones de Europa.
Tras la siempre interesante navegación por el Hjeltefjorden, llegamos a Bergen a las 8 de la mañana. Comenzamos el día dando un tranquilo paseo desde el muelle de Skolten hasta Bryggen, el precioso barrio patrimonio de la humanidad, que contiene las casas de madera más antiguas de la ciudad. Al contrario que la vez anterior, pudimos disfrutar tranquilamente del paseo, pues a esa hora éramos los únicos visitantes. Fue la tónica del día. A pesar de estar a mediados de Julio, la ciudad estaba bastante tranquila, y en ningún momento tuvimos problemas para acceder a los sitios.
Habíamos reservado una excursión en barco hasta el Mostraumen, que partía a las 10 desde el muelle de Zachariasbryggen, junto al mercado del pescado de Bergen. Fue una buena idea, pues nos libramos de alguno de los chubascos que caían intermitentemente por la mañana, además de hacer un recorrido bastante interesante adentrándonos en los fiordos de Romarheims y Mo.
A nuestro regreso aun seguía lloviendo débilmente, por lo que nos pareció buen momento para entrar en el Museo Hanseático, situado en una esquina de Bryggen. El museo me sorprendió positivamente. En su mayor parte está compuesto por un par de casas de comerciantes de la Liga Hanseática, edificadas a principios del siglo XVIII. Hicimos la visita guiada, en la que explican las funciones de las distintas habitaciones de las casas, así como el modo de vida de sus antiguos moradores. Además de ser muy interesante y didáctica, es una magnífica forma de ver por dentro las casas mejor conservadas de Bryggen y de comprender mejor su historia.
Cuando salimos del museo, había dejado de llover, aunque seguía cayendo alguna que otra gota. Aprovechamos para dirigirnos a la fortaleza de Bergenhus, con la idea de entrar a la Torre Rosenkrantz y el Salón de Haakon, que no habíamos podido visitar en nuestra escala de 2015.
Comenzamos por Rosenkrantz, que tiene sus orígenes en la década de 1270, cuando formaba parte del palacio real de Bergen. La torre sufrió varias modificaciones en el siglo XVI y, a mediados del XVIII, se convirtió en un depósito de municiones. Sufrió mucho en la explosión de un barco mercante cargado de dinamita que estalló justo a su lado el 20 de Abril de 1944, aunque posteriormente fue restaurada. El interior de la torre, dividido en varios niveles, es un tanto laberíntico y, en algunos pasajes concretos, puede llegar a ser claustrofóbico. Pero no deja de tener su interés. Aunque, en mi opinión, lo mejor de la visita son las vistas desde lo alto de la torre.
El Salón de Haakon nos gustó menos. No se sabe a ciencia cierta cuando se edificó, aunque hay constancia de que debió ser en el periodo comprendido entre 1247 y 1261. Es el mayor edificio de uso secular construido en piedra durante la Edad Media en Noruega. Diversos incendios y, sobre todo, la pérdida de la categoría de primera residencia real en 1299 y la unión con Dinamarca en 1380, hicieron que el edificio cayera en desuso y se olvidara su función original como gran salón de banquetes reales. A partir de 1840, con el renacer del nacionalismo noruego, se «redescubrió» el edificio y, unos años después, comenzó el proceso de restauración. Pero la explosión de 1944 destruyó totalmente el techo de madera y, en el subsiguiente incendio, se perdieron todos los elementos decorativos del interior. El aspecto actual del edificio, para mi gusto un tanto desangelado, es fruto de la restauración de la década de 1950.
Tras la visita al salón quedaba poco para zarpar, pero estábamos tan cerca del muelle de Skolten que tuvimos tiempo para dar un paseo por los jardines que ocupan buena parte del antiguo recinto de Bergenhus. Salimos de la fortaleza por su puerta noroeste y nos acercamos hasta los muelles más orientales de Skolten. Allí estaba atracado el Gamle Oksøy, un antiguo buque construido en 1962 para el transporte de productos petrolíferos. Actualmente es propiedad del Museo de Lindesnes Fyr y se puede alquilar para todo tipo de eventos, tanto atracado como navegando por mar abierto. Estuvimos un rato paseando por el muelle, prácticamente desierto, y disfrutando de las vistas de Skuteviken, antes de regresar al MS Rotterdam.
Básicamente pasamos el día viendo algunos puntos de interés que no habíamos podido conocer en nuestra anterior visita a Bergen, aunque no pudimos evitar la tentación de volver a recorrer Bryggen. La gran duda la tuvimos entre subir en teleférico al Ulriken o ir en barco a Mostraumen. Al final nos decidimos por la segunda opción y creo que fue un acierto. El monte Ulriken tuvo que esperar hasta Febrero del año siguiente.
En https://depuertoenpuerto.com/crucero-trasatlantico/ se puede ver el itinerario completo de nuestro crucero trasatlántico.
Visitnorway, página en español con mucha información práctica: https://www.visitnorway.es/que-ver-en-noruega/noruega-de-los-fiordos/bergen/.
En Los Traveleros hay un listado de 25 cosas que hacer en Bergen: https://lostraveleros.com/que-hacer-en-bergen.
Hay numerosas entradas en blogs sobre Bryggen. Recomiendo visitar Profundidad de Campo por sus fotografías y Diario del Viajero por sus explicaciones.
En inglés, se puede consultar la historia de la fortaleza de Bergenhus en https://www.spottinghistory.com/view/3175/bergenhus-fortress/.
Página del puerto de Bergen, con calendario de llegada y muelle de atraque de los cruceros: https://www.bergenhavn.no/en.
También se puede conseguir información sobre el puerto en la página de Cruise Norway: https://cruise-norway.no/destinations/bergen/.
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