Pero toda cara tiene su cruz. Por los mismos motivos que lo hacen tan atractivo, en el Ikersuaq suelen abundar los icebergs. En principio, muy interesante, hasta que recuerdas la aversión que suelen tener los capitanes de los cruceros a los témpanos flotantes. No solo son los ecos de la tragedia del Titanic. Sin llegar a esos extremos, pero más recientemente, se han producido incidentes graves, como el del MS Explorer, en aguas de la Antártida. O la colisión del MS Westerdam con lo que parecía un bloque de hielo sin importancia en Alaska, que bastó para abollarle el casco bajo la linea de flotación. Durante la mañana habíamos estado en las proximidades del Ikersuaq y habíamos podido comprobar de primera mano que había una gran cantidad de icebergs, en muchos casos mayores que los de los dos incidentes antes citados. Por eso no nos extrañó que, nada más subir al barco, nos llegara la mala noticia: la navegación por el Ikersuaq se había cancelado. En ese momento me arrepentí de no haber buscado en Narsaq la forma de recorrer al menos una parte del fiordo en una lancha.
En cualquier caso, estábamos a unos 45 kilómetros de la ensenada de Julianehåb, por lo que teníamos que recorrer algún fiordo. La otra opción era el Tunulliarfik, que a esas alturas era ya casi parte de la familia. En los últimos tres días lo habíamos recorrido otras tantas veces, dos en sentido suroeste – noreste y una en dirección contraria. De nuevo tocaba navegar por sus aguas en sentido suroeste, buscando el mar abierto. No era un recorrido desagradable, más bien al contrario. Pero hubiera sido interesante recorrer un fiordo diferente y, sobre todo, haber podido ver más de cerca la capa de hielo de Groenlandia.
https://www.youtube.com/watch?v=8yXM7_3WfLM?rel=0
Zarpamos como estaba previsto, a las dos en punto de la tarde. Pasamos alrededor de hora y media navegando por el Tunulliarfik. El día seguía siendo espléndido, con el cielo de un azul intenso y un sol que en ocasiones nos hacía olvidar que estábamos en Groenlandia. Estar en cubierta era un auténtico placer, que nos hizo olvidar enseguida el sinsabor del cambio de itinerario. Íbamos pasando frente a las paredes de roca, cada vez más bajas, sin faltar los consabidos icebergs repartidos aquí y allá. Algunos ya nos eran familiares, como un gran iceberg tabular que había cerca de la desembocadura del fiordo. En cambio otros, de siluetas más caprichosas, nos dejaron con la sensación de que el intenso calor había hecho mella en sus formas, que solo nos recordaban vagamente las vistas anteriormente.
José Trejo tiene un blog muy interesante centrado en la zona: http://blogs.hoy.es/un-extremeno-en-el-artico/.
En inglés, se puede visitar Wikitravel en https://wikitravel.org/en/Southern_Greenland.
En https://nsidc.org/cryosphere/arctic-meteorology/phenomena.html hay un interesante artículo sobre los diversos fenómenos ópticos que se pueden apreciar en el Ártico.
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