En general, el barco también era muy similar en su distribución y los servicios que ofrecía. La principal diferencia consistía en la existencia del Yatch Club, una zona exclusiva dentro del barco a la que dedicaré una entrada aparte.
Había un par de restaurantes principales, de los que tienes uno asignado para el turno de cena en función de tu categoría del camarote. Además, el clásico buffet, un restaurante mejicano de pago, que no probamos y no solía tener mucho ambiente y, por último, un restaurante de uso exclusivo para los clientes del Yatch Club. Al igual que en el MSC Magnifica, creo que la oferta es insuficiente. No es que vayas a morir de hambre (mas bien al contrario), pero en un crucero largo puede acabar siendo algo repetitiva.
En esta ocasión, íbamos en un camarote (el 15028) en la cubierta 15, una de las mas altas del barco. Formaba parte del Yatch Club y MSC lo definía como «deluxe suite», aunque mas bien era un camarote «grande». Desde luego era mas amplio que el del año anterior. Según entrabas al camarote, en primer lugar te encontrabas el baño, relativamente amplio (para ser un barco) y equipado con bañera, en lugar del clásico plato de ducha. A continuación había una especie de vestidor, con un armario bastante grande. Enfrente había un armario pequeño, con poco fondo, pero útil. Después, la zona de dormitorio y, a continuación, una pequeña zona de estar, también algo mas amplia que en el MSC Magnifica: en lugar de dos butacas, tenía un pequeño sofá y una mesita ovalada. Por último la terraza, con un par de sillas y una pequeña mesa. Aunque la diferencia de tamaño no era excesiva respecto al camarote «normal» del año anterior, se agradecía tener un poco mas de espacio, sobre todo en el armario, en el que pudimos colocar nuestros casi 40 kilos de equipaje sin mayor problema. Los acabados también eran mas lujosos y, en general, tenías una mayor sensación de confort.
Respecto a los espacios exteriores, me pareció un barco relativamente cerrado al mar. La cubierta de paseo, o promenade, estaba en el nivel 7. Únicamente abarcaba parte de los dos laterales del barco, no siendo posible llegar ni a proa ni a popa. La única comunicación entre ambos costados del barco era cruzando por el interior. En numerosas ocasiones, cuando el había viento o mala mar, cerraban las puertas de acceso. En cualquier caso, las lanchas de emergencia estaban al nivel de la cubierta, tapando totalmente la vista del mar, por lo que la parte central del promenade no era un lugar agradable para pasear. Una pena.
La única excepción eran los dos extremos, cerca de proa y popa, en los que había una pequeña zona con una barandilla que daba directamente sobre el mar. No solían estar muy concurridos, por lo que eran bastante tranquilos. Los mas interesantes eran los que estaban cerca de popa, pues a la vista lateral cerca del agua unían su proximidad a las escaleras que describo mas adelante.
Por supuesto, acceder a proa o sus inmediaciones era totalmente impensable. La única forma de ver la proa, además del spa o los pocos camarotes orientados hacia el frente del barco, era desde el Yacth Club, bien en la terraza de la cubierta 18, o en el Top Sail Lounge de la cubierta 15.
Los principales espacios abiertos estaban en la cubierta 15, donde era posible recorrer los dos tercios posteriores del barco, incluida la popa. También era posible acceder a popa en la cubierta 14, aunque desde detrás de los cristales en la parte posterior del buffet. Era un lugar agradable en horas de poco movimiento, pero no muy aconsejable durante las horas de las comidas principales.
Pero si querías ir a popa y estar en un lugar tranquilo y resguardado, lo mejor era acceder a cualquiera de las dos escaleras que, entre las cubiertas 7 y 15, recorren verticalmente las dos esquinas del barco. A la altura de cada cubierta hay una terraza, que da en parte al lateral y en parte a la popa. Es un espacio de servicio, muy poco utilizado, por lo que suele ser tranquilo. Además, imagino que por motivos de agilidad frente a una posible evacuación, las puertas de acceso nunca estaban bloqueadas, por lo que se podía acceder al exterior incluso en días de mal tiempo. Como última curiosidad, en la cubierta 13, justo en el centro de la popa, hay otra pequeña terraza, a la que se accede por el pasillo que comunica las dos escaleras antes citadas. En concreto, el espacio está entre los camarotes 13205 y 13206. El pequeño balcón cubierto, es quizás uno de los lugares mas tranquilos del barco. Solo en una ocasión coincidimos con una persona de la tripulación que salió a fumar un cigarro.
Por último, en la cubierta 18 hay dos terrazas-solarium. La de proa es para uso exclusivo del Yatch Club. Otra, situada cerca del centro del barco, está reservada para los camarotes de lo que MSC llama «Experiencia Aurea».
En lo relativo a tiendas, bares, teatros y demás servicios, el barco me pareció muy similar al MSC Magnifica, así como el nivel de limpieza y mantenimiento. Todo correcto, aunque con una decoración un poco recargada para mi gusto. En cualquier caso, al estar en un camarote del Yatch Club, tampoco recorrí demasiado los demás espacios comunes. Al final, la mayor parte del tiempo que pasé a bordo estuve en esta zona restringida. La mayor parte de las escapadas fueron para ir a disfrutar de la vista de popa o, en contadas ocasiones, para dar una vuelta por el resto del barco y cambiar de aires.
Al contrario que en el crucero anterior, se notaba que una parte sustancial del pasaje había realizado el viaje por los paisajes. Aunque en momentos «duros», como cuando navegamos frente al Cabo Norte, éramos pocos en cubierta, hay que reconocer que en otras ocasiones había mucha gente. Casi demasiada, pues a veces la barandilla de la cubierta 15 estaba llena. En cualquier caso, tuve menos la sensación de ser un «bicho raro» que en mi primer crucero.
Artículo del barco en la Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/MSC_Splendida.
Se puede ver el itinerario de nuestro crucero por Noruega en https://depuertoenpuerto.com/crucero-noruega/.
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