Desde su nacimiento como estado independiente, Singapur ha sentido una necesidad imperiosa por crecer. La única forma de hacerlo ha sido ganándole terreno al mar, lo cual no ha estado exento de complicaciones: problemas medioambientales, controversias con Malasia, o incluso dificultades para adquirir la arena que se utiliza como relleno. A pesar de lo cual, Singapur ha logrado incrementar su superficie un 22% desde 1965, con planes para reclamar un 8% de terreno adicional hasta 2030.

Vista general de Bay South Garden

Vista general de Bay South Garden.

El mas reciente de los proyectos ha sido el de Marina Bay, que ha convertido la antigua desembocadura del río Singapur en un lago, rodeado por 360 hectáreas de terreno ganado al mar. En este terreno, se asientan varios de los iconos del actual Singapur, entre ellos los Jardines de la Bahía. Con una superficie de poco mas de un kilómetro cuadrado, estos jardines se han convertido desde 2012 en todo un símbolo de la apuesta de la ciudad por su visión como «ciudad jardín». Y, por supuesto, son una de las visitas imprescindibles para cualquier viajero que llegue a Singapur.

Los jardines desde la pasarela de acceso

Los jardines desde la pasarela de acceso.

Nuestra primera visita a los jardines fue diurna. Tras dejar el equipaje en el hotel Marina Bay Sands, cruzamos por la pasarela que atraviesa entre las torres 1 y 2 del complejo y accede directamente a los jardines, cruzando por encima de Sheares Avenue. Curiosamente, la pasarela no tiene comunicación directa con el hotel. Hay que salir a la calle y coger un ascensor que se encuentra en Bayfront Avenue, entre dos de las torres del hotel, o cruzar por un pasaje subterráneo al vecino centro comercial (The Shoppes at Marina Bay Sands), en cuya azotea comienza la pasarela.

Silver Garden desde Dragonfly Bridge

Silver Garden desde Dragonfly Bridge.

La pasarela termina en un mirador, desde el que se divisa el que quizá sea el elemento mas destacado y conocido de los jardines: el Bosque de los Super-Árboles. Cuando llegamos, por un momento nos sentimos trasladados a una película de ciencia ficción. Frente a nosotros, por encima de un exuberante jardín, que mas bien parecía una selva virgen, asomaban las impresionantes estructuras del grupo principal de Super-Árboles, con una altura de hasta 50 metros. Un poco mas a la izquierda, también sobresaliendo por encima de la vegetación, podíamos ver las cúpulas de dos grandes invernaderos: Flower Dome y Cloud Forest, ambos un prodigio de ingeniería. Rematando la vista, a nuestra espalda, la cercana silueta del Marina Bay Sands empequeñecía el resto de la skyline de Singapur.

Supertree Grove

Supertree Grove.

Tras pasar un rato contemplando tan impactante entorno, cruzamos Dragonfly Bridge y entramos en Bay South, la parte central de los jardines. Como no podía ser menos, nuestro primer destino fue Supertree Grove, el Bosque de los Super-Árboles. Con once elementos, de alturas comprendidas entre los 25 y los 50 metros, es el grupo mas numeroso de éstos. Las estructuras son en realidad jardines verticales, que en cierto modo intentan replicar el funcionamiento de un árbol real. Sus troncos están recubiertos de vegetación. Helechos, plantas trepadoras, orquídeas y bromelias se mezclan formando un tupido manto, aun en desarrollo, que oculta buena parte de la estructura central de hormigón. Las copas alojan células solares. Por último, la convección natural del aire ayuda en la climatización de los invernaderos.

OCBC Skyway

OCBC Skyway.

Habíamos llegado poco después de las diez de la mañana, por lo que la afluencia de visitantes todavía era escasa. Tras dar un paseo bajo los árboles, decidimos que era un buen momento para visitar el OCBC Skyway. La pasarela recorre parte del «bosque» a una altura de 22 metros, ofreciendo un vistas muy interesantes del conjunto y su entorno. En teoría hay un tiempo máximo para hacer el recorrido de 128 metros, además de estar prohibido tanto detenerse como retroceder. Pero, al menos en nuestra experiencia, nadie vigilaba el cumplimiento de las normas, quizá debido a que todavía no había demasiado público. Tardamos algo mas de 20 minutos en ir de un extremo al otro con toda la tranquilidad del mundo.

Tras bajar de nuevo al nivel del suelo, nos encaminamos a los invernaderos. El que mas llamó nuestra atención, y por tanto el primero que visitamos, fue el mas alto de los dos, dedicado al «Cloud Forest», o bosque húmedo de alta montaña. El centro del pabellón está formado por una montaña artificial, con un diseño realmente interesante. Su interior está ocupado por los ascensores que facilitan el acceso a su cima, algunos servicios y pequeñas exposiciones. En su exterior, completamente cubierto de frondosa vegetación, hay pasarelas que parecen desafiar la gravedad, además de cascadas que contribuyen a humedecer el ambiente. La cima está ocupada por una curiosa exposición de plantas de alta montaña, bastante raras, entre las que destacan varias especies carnívoras. Durante el descenso, las rampas permiten contemplar la montaña y su vegetación desde ángulos muy interesantes. En conjunto, el recorrido es realmente atractivo, estando planteado como una especie de viaje de descubrimiento, desde la cima de la montaña hasta el suelo de la jungla tropical.

Interior del Flower Dome

Interior del Flower Dome.

Nuestra siguiente visita fue el «Flower Dome», dedicado a las especies de zonas desérticas y semi-áridas. Aunque el pabellón es algo mas bajo, también es mas extenso, alardeando ser el invernadero de cristal mas grande del mundo. Está dividido en siete zonas diferentes, representando diversos ecosistemas del planeta. La zona dedicada a África, con magníficos ejemplares de baobab, fue la que mas nos llamó la atención. Aunque el Flower Dome no nos pareció tan espectacular como el «Cloud Forest», hay que reconocer que la visita también fue interesante.

Silver Garden y los invernaderos

Silver Garden y los invernaderos.

Tras la visita a los invernaderos, emprendimos el regreso al hotel, atravesando Silver Garden, otro espacio que aloja tres Super-Árboles, para después bordear por el norte Dragonfly Lake. La zona era un remanso de tranquilidad, en el que no nos cruzamos con casi nadie. Un paseo muy agradable, que nos llevó de vuelta a la pasarela de acceso que habíamos cruzado a primera hora de la mañana.

Atardecer en Supertree Grove

Atardecer en Supertree Grove.

Al día siguiente, decidimos volver a los jardines, para ver el espectáculo de luz y sonido que hay diariamente al atardecer. Llegamos a los jardines a última hora de la tarde. Dimos un tranquilo paseo por las inmediaciones de Supertree Grove y, cuando empezó a disminuir la luz del sol, nos acercamos a los Super-Árboles. A pesar de que era nuestra segunda visita, no pudimos evitar vernos de nuevo impresionados. A la luz menguante del atardecer, la zona presentaba un aspecto todavía mas impactante que durante el día. Lentamente, según el azul del cielo iba oscureciéndose, se encendía el alumbrado de los Auper-Árboles y del OCBC Skyway. Simultáneamente, se iluminaban los edificios de Singapur. Fue un momento realmente mágico.

Garden Rhapsody

Garden Rhapsody.

Finalmente, a las 19:45, con el cielo a punto de teñirse de negro, comenzó el espectáculo. Quizá, impresionado por lo que había visto hasta entonces, mis expectativas eran demasiado elevadas. Esperaba algo del nivel de la célebre «Dubai Fountain», pero el espectáculo no llegó a esa altura. Aunque tengo que reconocer que estuvo bien. En otro entorno, incluso me hubiera atrevido a decir que muy bien. Pero, en mi opinión, no soporta la comparación con el resto de lo que pudimos ver en los Jardines de la Bahía.

Singapur desde el SuperTree by IndoChine Rooftop Bar

Singapur desde el SuperTree by IndoChine Rooftop Bar

Era nuestra última noche en Singapur, por lo que no queríamos quedarnos con un mal sabor de boca, aunque fuera relativo. Así que decidimos tomar algo en IndoChine. Instalado en lo alto del mayor de los super-árboles, el restaurante guarda una sorpresa: un agradable bar en su azotea, a unos 50 metros de altura. Fue todo un acierto. Con la caída de la noche, se había levantado una leve brisa marina, que refrescaba el ambiente. La vista desde la terraza era espléndida. A un lado, el espectacular skyline de Singapur, con la triple torre del Marina Bay Sands en primer término. Al otro, mas allá del estrecho de Singapur y sus incontables barcos, podíamos ver en el horizonte las no tan lejanas luces de la isla indonesia de Batam. La hora larga que pasamos en la terraza del IndoChine fue la mejor despedida de Singapur que podíamos haber imaginado.

Algunos vínculos útiles:
Muy recomendable ver el video sobre los jardines en el canal de YouTube de alanxelmundohttps://www.youtube.com/watch?time_continue=17&v=xnr9oa7frG4.

El blog 21wonders tiene una entrada muy descriptiva: https://www.21wonders.es/rt21w/gardens-by-the-bay-el-jardin-de-la-magia-de-singapur/.

En https://depuertoenpuerto.com/crucero-mar-de-la-china-meridional/ se puede ver el itinerario completo de nuestro viaje por el sur de Asia.

En inglés, se puede visitar la página oficial en http://www.gardensbythebay.com.sg/en.html.