El nombre de Haukadalur probablemente no diga nada a la mayor parte de los lectores. Antes de visitarlo, me ocurría exactamente igual. En cambio, todo el mundo sabe lo que es un géiser. Por contra, es bastante desconocido que el sustantivo géiser tiene su origen en el primero de ellos que fue conocido por los europeos, de nombre Geysir, ubicado precisamente en este valle. A su vez, el nombre Geysir procede del verbo «geysa», que en antiguo noruego significa algo parecido a fluir de forma repentina. Las primeras referencias a Haukadalur son de 1294 cuando, tras un terremoto, se activaron las aguas termales de la zona, que lleva atrayendo visitantes desde el siglo XVIII. Además de varios géiseres, en Haukadalur podemos encontrar manantiales de aguas termales, fumarolas y solfataras.

Llegamos a Haukadalur por la ruta 35, procedentes de Gullfoss, poco antes de las siete de la tarde. A simple vista, el paisaje era menos impactante que en Hverir. La zona estaba en su mayor parte cubierta por vegetación. Incluso se veían algunos árboles, algo bastante raro en Islandia. Pero, según nos aproximábamos, pudimos ver varias nubes de vapor elevándose sobre la vegetación. Se nos hizo evidente que no llegábamos a un sitio normal. Nos desviamos hacia la derecha por la carretera 333 y, casi de inmediato, llegamos al pequeño aparcamiento que hay junto a Geysir.

El Strokkur al comienzo de una erupción

Strokkur al comienzo de una erupción.

El plan de ver la zona de una forma ordenada no duró ni cinco minutos. Según bajábamos del coche, escuchamos un griterío, algo todavía mas raro en Islandia que los árboles. Giramos la cabeza instintivamente, justo a tiempo de ver como una columna de agua desparecía tras un grupo de personas. Era Strokkur, el géiser mas activo del valle. Mencionado por primera vez en 1789, en 1815 alcanzó una altura estimada en 60 metros. En la actualidad, no suele pasar de los 15 ó 20 metros. Su principal atractivo es su regularidad. No pasan mas de diez minutos entre dos erupciones, que a veces se producen cada cinco minutos. Nosotros tardamos bastante menos en llegar junto al géiser.

Geiser Strokkur

Geiser Strokkur.

Aunque, por lo avanzado de la tarde, no había demasiados visitantes en la zona, la mayor parte estábamos agrupados formando un gran círculo en torno a Strokkur. El géiser parecía tener un cierto poder hipnótico sobre los allí congregados. Era casi imposible dejar de mirar la charca, llena de agua humeante, intentando adivinar el momento de la siguiente erupción. Tras un rato y varias erupciones, acabamos pudiendo predecir con relativa precisión el momento en el que se comenzaba a formar una especie de gran burbuja de agua, preludio de la siguiente erupción. También observamos que, en muchas ocasiones, se iban alternando las erupciones mas llamativas con otras de menor envergadura. No siempre era así, pero la mas espectacular que vimos vino después de dos de dimensiones bastante reducidas.

Charca geotermal

Charca geotermal.

Sin darnos cuenta, estuvimos casi 45 minutos embelesados con Strokkur. Con cierta pena, pues nos habíamos quedado casi solos y era cuando mejor se estaba, decidimos que iba siendo hora de marcharnos. Dimos un breve paseo hacia el sur, siguiendo el curso de las humeantes aguas que salían de Strokkur. Por la zona había mas charcas de aguas termales y de varios puntos surgía vapor de agua. A lo lejos, se veía una gran columna de vapor surgiendo del suelo. Pero se nos hacía tarde y todavía nos faltaba visitar Þingvellir. Nos dimos la vuelta.

Geysir

Geysir.

Antes de irnos, nos acercamos a ver al viejo Geysir, situado unos metros al noreste del Strokkur. Se estima que, en 1845, alcanzó una altura de 170 metros. Después, como suele ser común en este tipo de fenómenos, ha ido alternando épocas de mayor actividad con otras de relativo reposo. En el año 2000 todavía alcanzó los 122 metros. Actualmente, su actividad es bastante escasa: aunque sigue llegando a los 80 metros de altura, nadie sabe con certeza cual es su ciclo. La última erupción fue en 2016, pero anteriormente llevaba 7 años sin dar señales de vida. El abuelo de todos los géiseres yace, dormido y casi ignorado, en un costado del valle. De no ser por una piedra solitaria con su nombre, pasaría inadvertido como una mas entre las múltiples charcas de aguas humeantes de Haukadalur.

Algunos vínculos útiles:

Regresé a Haukadalur durante el invierno de 2019. La entrada en el blog está en https://depuertoenpuerto.com/haukadalur-en-invierno/.

En https://depuertoenpuerto.com/crucero-trasatlantico/ se puede ver el itinerario completo de nuestro crucero trasatlántico.

El blog Los Viajes de Wircky tiene una entrada imprescindible sobre la zona: http://wircky.com/gran-geysir-y-strokkur-geisers-islandia/.

En la web Guia de Islandia hay una página bastante completa dedicada a Haukadalur: https://www.guiadeislandia.es/haukadalur-el-valle-de-los-geisers/.

En inglés, la web Arctic Adventures tiene una página con abundante información: https://adventures.is/information/geysir-geothermal-area/.