Nuestra relativamente larga escala en Atenas en julio de 2016 nos había dejado con muy buenas sensaciones y ganas de volver. Antes de nuestra primera visita, había escuchado muchos comentarios negativos sobre la ciudad. Tenía ganas de comprobar si la imagen positiva que me había quedado era fruto de la suerte o se asentaba en la realidad. Además, teníamos tres motivos adicionales para regresar: realizar alguna visita que, por falta de tiempo, no habíamos podido hacer en aquella ocasión, visitar de nuevo algunos lugares que nos habían impresionado especialmente y conocer la ciudad de noche. En los dos días, con sus correspondientes noches, que pasamos en Atenas, logramos cubrir todos los objetivos, aunque con diversa fortuna.

El Partenón desde el hotel Herodion

El Partenón desde el hotel Herodion.

Para dormir, habíamos elegido el Hotel Herodion, a los pies de la Acrópolis. Tiene una magnífica ubicación, a un paso de la entrada meridional y del museo de la Acrópolis. Por lo demás, el hotel era correcto, pero sin nada que lo hiciera especialmente atractivo. La habitación, me pareció un poco pequeña para su precio. Lo mejor que tenía eran las vistas del Partenón desde su terraza, que en realidad era el motivo que nos había impulsado a elegirlo. Tras dejar el equipaje y refrescarnos, nos fuimos a hacer una cena temprana. Como el plan era subir al Filopapos para ver atardecer desde su cima, fuimos a Dionysos Zonar’s, un restaurante de postín justo a los pies de la colina. Cenamos en su terraza, con una magnífica vista de los Propileos y el Partenón. La cena fue cara, pero exquisita. Y la atención, de primera.

Atardecer en Filopapos.

Terminada la cena, ascendimos tranquilamente la colina en la cual, además de ver el monumento que la corona, pudimos disfrutar de la que tal vez sea la mejor vista de la Acrópolis al atardecer.
Vista nocturna de la Acrópolis

Vista nocturna de la Acrópolis.

Rematamos lo que quedaba de jornada dando una vuelta completa alrededor de la Acrópolis. Tras descender de Filopapos, seguimos hacia el norte por Apostolou Pavlou, una agradable calle peatonal llena de terrazas en las que tomar algo mientras se contempla la hermosa vista de la Acrópolis iluminada. Completamos el círculo por la calle Adrianou, para acabar callejeando por Plaka hasta regresar al hotel.

Monumento de Trasilo

Monumento de Trasilo.

El día siguiente arrancó con una visita a la Acrópolis. Queríamos recorrer el terreno que se extiende entre la entrada meridional al recinto, en la calle Dionysiou Areopagitou, y los escarpes de la colina. Una zona llena de restos arqueológicos que en cualquier otra parte serían una visita de primer orden, pero en Atenas quedan eclipsados por el conjunto que corona la colina. Nos llamó especialmente la atención el Teatro de Dioniso, que en su día fue el mayor de Grecia. Cisternas, templos y capillas se reparten por la ladera, siempre bajo la imponente presencia de los muros de la Acrópolis. El Odeón de Herodes Ático se ubica junto a la valla del recinto, desde donde se pueden ver sus graderíos. Edificado sobre el 161, fue destruido por los hérulos en el 267, quedando abandonado. Lo que vemos hoy es el resultado de la restauración de 1952 – 1953. Desde 1957 se utiliza para representaciones artísticas, motivo por el que permanece separado del resto del yacimiento arqueológico.

Las Cariátides en el Erecteion

Las Cariátides en el Erecteion.

Tenía sentimientos contrapuestos sobre si volver a ascender por los Propileos o no. El comienzo de nuestra anterior visita a la Acrópolis había sido tan fascinante que una parte de mi prefería preservar esa imagen de la colina prácticamente vacía al amanecer. Al final, encontrándonos en el recinto, a escasa distancia de la rampa de acceso, acabamos sucumbiendo a la tentación. Después de visitar la parte baja de la Acrópolis casi en solitario, llegar a la parte inferior de los Propileos fue un shock. Sin llegar al colapso con el que nos cruzamos al finalizar nuestra visita en 2016, había mucha gente. Aunque menos que en la gran explanada que corona la colina, que en algunos momentos parecía un mar de cabezas. Buscamos un poco de sosiego en la parte trasera del Erecteion y estuvimos un rato contemplando la vista de Atenas desde el mirador que hay en el extremo oriental de la Acrópolis. Y poco mas. Al final, salimos huyendo, con la amarga sensación de que no deberíamos haber repetido la visita.

Callejuela en Anafiotika

Callejuela en Anafiotika.

Descendimos hacia el centro de Atenas dando un rodeo para pasar por el pintoresco barrio de Anafiotika. Situado justo al norte de la Acrópolis, tiene su origen en el siglo XIX, cuando fue construido por los albañiles de la isla de Anafi desplazados a Atenas para la construcción del palacio de Otón I, el primer rey de la Grecia recién independizada. En aquella época todavía estaba en vigor una ley otomana según la cual un terreno pasaba a ser propiedad de quien fuera capaz de levantar en el una estructura entre la puesta y la salida del sol. Tarea sencilla para un avezado grupo de albañiles. El diminuto conjunto de casas al estilo de las Cícladas, incrustado entre el extremo nororiental de la Acrópolis y el barrio de Plaka, es un remanso de paz. Durante años, fue visto por los habitantes de Atenas como una aberración que afeaba la ladera de la colina. Buena parte del barrio fue destruido en la década de 1950 para realizar prospecciones arqueológicas. Actualmente, quedan unas 45 casas en pie. A pesar de que la imagen del barrio ha cambiado, siendo aceptado e incluso apreciado por buena parte de la población, su futuro a largo plazo está en entredicho. La Sociedad Arqueológica de Atenas se va haciendo lentamente con la propiedad de cuantas casas puede, con el fin último de restaurar el Peripatos, la vía que en la antigüedad rodeaba completamente la Acrópolis.

En el Ágora Romana.

El Ágora Romana, y en especial la Torre de los Vientos, era uno de los principales lugares que quedaron pendientes tras nuestra anterior visita a Atenas, cuando literalmente nos dieron con la puerta en las narices al intentar acceder. En esta ocasión, no estábamos dispuestos a que nos pasara lo mismo.
 

Iglesia de Agios Eleftherios

Iglesia de Agios Eleftherios.

Nuestra siguiente visita fue la diminuta iglesia de Agios Eleftherios, ubicada junto a la Catedral Metropolitana de Atenas. Agios Eleftherios es un pequeño enigma. Se desconoce la fecha de su construcción. Que en la misma fueran utilizados fragmentos de otros edificios no ayuda a su datación, que según los expertos puede ir desde el siglo IX hasta el XIV, ya bajo dominio otomano. Su planta es típicamente bizantina, aunque tiene algunos rasgos particulares, como la ausencia de ladrillos en sus paredes, construidas con bloques de mármol reutilizado. Tuvimos la suerte de encontrarla abierta. Antiguamente, todo su interior estaba cubierto con pinturas, de las que solo se conservan las del ábside. Tras un periodo de abandono y otro en que fue utilizada como biblioteca, retornó a su uso como iglesia en 1863.

Templo de Zeus Olímpico

Templo de Zeus Olímpico.

De allí nos dirigimos a los restos del templo de Zeus Olímpico. Fue comenzado a construir en el 515 AEC, pero sus colosales dimensiones hicieron que sus obras se interrumpieran en varias ocasiones. Hubo que esperar a la época de Adriano, un emperador romano profundamente admirador de Atenas, para su finalización en el 129 de nuestra era, momento en el que pasó a ser el mayor templo de Grecia. No está clara la fecha de su destrucción, aunque sabemos que fue dañado por los hérulos en el 267. Por contra, ignoramos si posteriormente fue restaurado, aunque en cualquier caso debió quedar abandonado en el 452, cuando Teodosio II prohibió los cultos paganos. A partir de ese momento, comenzó el expolio de sus materiales para su reutilización en otros edificios. De sus 104 columnas corintias, en 1436 tan solo quedaban 21 en pie. En 1759 el gobernador otomano hizo derribar una de ellas, para utilizar su mármol en la construcción de la mezquita de Monastiraki. En 1852, durante una tormenta, se desplomó una de las 16 columnas que quedaban en aquel momento. Al menos, ésta no fue reutilizada y todavía yace en el mismo lugar donde cayó.

Liceo de Aristóteles

Liceo de Aristóteles.

Dimos un largo paseo para visitar el antiguo emplazamiento del Liceo de Aristóteles. El nombre se debe a su proximidad al desaparecido templo de Apolo Licio. Descubierto en 1997 y abierto al público en 2014, el recinto muestra los restos de la antigua escuela peripatética, fundada por Aristóteles en el 335 AEC. El filósofo siguió dando clases en el liceo hasta el 323 AEC cuando, tras la muerte de Alejandro Magno, abandonó Atenas temiendo por su vida. He de reconocer que le visita me decepcionó. Sabía que no iba a ver grandes restos, pero pensaba que el lugar transmitiría ciertas sensaciones. Al menos la de recorrer un espacio concebido por una de las mentes mas brillantes de la humanidad. Un lugar de tanta trascendencia que muchas instituciones de enseñanza han adoptado el nombre de liceo como señal de prestigio. No fue así. A los pocos vestigios desenterrados se unen unas antiestéticas estructuras de acero y cristal, que consiguen arruinar la belleza que podría tener el lugar. Y toda su carga espiritual. No dudo que sean necesarias para salvaguardar los frágiles restos encontrados, pero quizá deberían haber buscado otra solución.

Kerameikos.

Tras la decepcionante visita al Liceo de Aristóteles, nos encaminamos a Kerameikos con cierto recelo. Que resultó estar totalmente infundado. Tanto el yacimiento arqueológico como el museo anexo nos sorprendieron muy gratamente.
Cuando salimos de Kerameikos, todavía nos quedaba un rato libre antes de cenar. Lo aprovechamos para volver a visitar el Ágora Griega, que ya conocíamos de nuestro anterior viaje. Mas que una visita fue un tranquilo y agradable paseo, desde la entrada junto a la calle Adrianou hasta el Hefestión. Disfrutamos relajadamente de la hermosa vista de la Acrópolis y del propio templo hasta que se acercó la hora de cenar.

Atardecer en la Acrópolis

Atardecer en la Acrópolis.

Para la cena elegimos Kuzina, un restaurante del que teníamos buenas referencias, con una terraza en su piso superior desde la cual se disfruta de una espléndida vista de la Acrópolis. Suele ser complicado conseguir mesa arriba, pero llegamos pronto y tuvimos suerte. La cena estuvo muy bien, aunque lo mejor fue ver como atardecía sobre el Ágora y la Acrópolis. Tras lo cual solo nos quedó regresar tranquilamente al hotel, paseando por Monastiraki y Plaka.

El Museo de la Acrópolis.

Dedicamos nuestra última mañana en Atenas a visitar el nuevo museo de la Acrópolis, sobre el cual habíamos escuchado muy buenos comentarios. No nos decepcionó.
La Acrópolis desde el Hotel Grande Bretagne

La Acrópolis desde el Hotel Grande Bretagne.

Salimos del museo a mediodía. Todavía disponíamos de un par de horas libres antes de salir del hotel rumbo al puerto. Hacía bastante calor, por lo que nos pareció buena opción dar un paseo hasta el Hotel Grande Bretagne, en la Plaza Sintagma. Había oido que desde el bar ubicado en su azotea se disfruta de una magnífica vista de la Acrópolis. Era cierto. Aunque mas alejado de la colina que nuestro hotel, la perspectiva no nos defraudó. La Acrópolis se erguía orgullosa sobre los modernos edificios que flanquean la plaza. A lo lejos, mas allá del golfo Sarónico, se distinguía la silueta de la isla de Egina, difuminada por la bruma. Conseguimos una mesa junto a la barandilla, en la que pasamos casi una hora tomando un refresco mientras disfrutábamos del panorama. No se me ocurre mejor epílogo para una visita a Atenas.

Algunos vínculos útiles:
En https://depuertoenpuerto.com/de-atenas-a-venecia/ se puede ver nuestro itinerario entre Atenas y Venecia.

El blog Escribe Cuando Llegues, tiene varias entradas sobre Atenas, todas muy interesantes. En http://escribecuandollegues.com/guias-de-viaje/grecia/atenas/ hay una magnífica guía de la ciudad, con vínculos a otros artículos.

En diario de abordo hay un artículo con cuatro itinerarios breves por Atenas: https://www.diariodeabordoblog.com/blog/que-hacer-ver-atenas-dos-dias.html.

La web Guía de Grecia tiene una sección dedicada a la ciudad: https://www.guiadegrecia.com/atenas/atenas.html. Hay que ignorar el diseño, algo desfasado. Por contra, el contenido es muy completo.

En inglés, la página oficial de turismo del ayuntamiento está en http://www.thisisathens.org.