La isla de Cefalonia está situada en la costa occidental de Grecia, frente al Golfo de Corinto. Al igual que el resto de las Islas Jónicas, estuvo vinculada a la república veneciana desde la Edad Media hasta la desaparición de Venecia como estado independiente, en 1797. Tras un breve periodo en el que franceses y rusos se alternaron en su control, Cefalonia acabó formando parte del protectorado británico de las Islas Jónicas. Finalmente, en 1864, todo el archipiélago se incorporó a Grecia.

La escala en Argostoli, capital de la isla, iba a ser bastante corta. Teníamos previsto atracar a mediodía y partir a las seis de la tarde. Para cuando nos acercamos a la isla, poco antes de las 11, hacía tiempo que habíamos desayunado, así que, para variar, decidimos ver la llegada a puerto desde la proa del Eurodam. Argostoli está enclavada en una península, que a su vez se encuentra dentro de una profunda bahía. Para llegar a su puerto, hay que navegar hacia el norte y, tras superar el curioso faro llamado Linterna de San Teodoro, dar un giro de casi 180 grados para enfilar el único muelle en el que pueden atracar los cruceros.

Muelle de Argostoli

Muelle de Argostoli.

Además de disfrutar de la navegación, estar en proa también nos permitió ver de cerca el atraque. Al contrario que en otros barcos, en los que suelen restringir el acceso a algunas zonas exteriores durante las maniobras de atraque, en el Eurodam podías «trastear» casi sin limitaciones. La maniobra fue relativamente larga, ya que el muelle es poco mas que un espigón y parte de los amarres deben fijarse a boyas flotantes. Salvando las distancias, me recordó el atraque en Invergordon. En cualquier caso, todo fue según lo previsto y a las 12 estábamos desembarcando.

Argostoli

Argostoli.

Argostoli se convirtió en la capital de Cefalonia en 1757, durante el dominio veneciano. Por desgracia, casi todos los vestigios de su pasado han desaparecido. En la Segunda Guerra Mundial, fue testigo de un cruento episodio cuando, tras el cambio de bando de Italia en 1943, las tropas que ocupaban la isla fueron atacadas por sus antiguos aliados alemanes, que bombardearon la ciudad y masacraron su guarnición. Once años después, un terremoto derribó el 90% de los edificios que habían sobrevivido a la guerra. Ambos episodios sirvieron de inspiración a la novela «La mandolina del capitán Corelli«, posteriormente llevada al cine.

Tras tanta destrucción, Argostoli es una ciudad completamente moderna. Sus calles, flanqueadas por edificios de dos o tres plantas, respiran tranquilidad. Pero es imposible encontrar en ella el encanto de otros rincones de Grecia. En consecuencia, habíamos decidido aprovechar la escala para hacer una excursión por la isla. No teníamos demasiado tiempo para investigar, por lo que prácticamente contratamos lo primero que nos encontramos al bajar del barco. La excursión en autobús, organizada por Avalon Travel, era un recorrido circular por la mitad septentrional de la isla, haciendo dos escalas para visitar la cueva de Melissani y la playa de Myrtos.

Vista de Itaca desde Sami

Vista de Ítaca desde Sami.

Tras dejar atrás Argostoli, atravesamos el interior de Cefalonia con dirección a Sami, en el este de la isla. El recorrido por el montañoso interior fue bastante entretenido. Cuando llegamos a la bahía de Sami, se divisaba perfectamente la cercana isla de Ítaca la cual, pese a su nombre, no está del todo claro que guarde relación con la legendaria patria de Ulises.

Cueva de Melissani

Cueva de Melissani.

Cerca de Sami se encuentra la cueva de Melissani, una de las principales atracciones de Cefalonia. La cueva es en realidad un cenote, inundado por una mezcla de agua dulce y salada. Curiosamente, el agua salada no procede de la vecina bahía. Atraviesa toda la isla, desde los sumideros de Katavothres, cerca de Argostoli. La luz que entra por el orificio central, durante las horas cercanas al mediodía, tiñe el agua de un característico color azul. El acceso se hace por un pasaje artificial, que desemboca en un pequeño embarcadero. La cueva se recorre en barcas de remo, que realizan un breve recorrido, mientras el barquero hace todo lo posible para ganarse una propina: fotografías, explicaciones chapurreadas en cualquier idioma, supuestos chistes ininteligibles . . . A pesar de que la cueva no deja de tener su encanto, la visita me pareció bastante decepcionante y desde luego no compensó la larga espera que tuvimos que hacer previamente.

Playa de Myrtos

Playa de Myrtos.

Nuestra siguiente escala fue la playa de Myrtos, considerada una de las mas fotogénicas de Grecia. El emplazamiento de la playa es ciertamente hermoso, encajada entre las montañas y el mar. La playa está formada por restos erosionados de las agrestes montañas circundantes, compuestas principalmente de roca caliza, lo que le confiere su característico color blanco. Por si esto fuera poco, el color del agua, de un intenso azul mar adentro, se convierte en azul turquesa en las proximidades de la orilla. A pesar de su fama, la playa no estaba masificada. Había algo de gente en la zona central, pero en sus extremos estaba prácticamente vacía. Imagino que ayudaría el complicado acceso, por una vertiginosa carretera de montaña. Pero, como nada es perfecto, la playa tenía un problema: los cantos rodados que la forman hacían casi imposible andar descalzo. Entrar y salir del agua fue un auténtico martirio. Quitando este inconveniente, la hora larga que pasamos en Myrtos fue bastante agradable. Tuvimos tiempo de sobra para darnos un refrescante chapuzón y disfrutar de las hermosas vistas.

El regreso a Argostoli fue el final perfecto para la excursión. Desde Myrtos, la carretera serpentea por las abruptas laderas, siempre cerca de la costa, pero a una altura respetable. Pudimos disfrutar de unas preciosas vistas de la agreste costa noroeste de Cefalonia hasta que, cerca de Agkonas, nuestra ruta se adentró de nuevo en la isla, atajando hacia la bahía de Argostoli, que tuvimos que rodear casi en su totalidad para llegar a puerto.

Habíamos pensado que nos daría tiempo a dar un breve paseo por la ciudad antes de embarcar. Fue totalmente imposible. Llegamos al muelle justo cuando comenzaban a cerrar la puerta de acceso. Entramos los últimos en el barco, con el tiempo tan ajustado que, cuando quisimos llegar al camarote, ya estábamos zarpado.

Algunos vínculos útiles:
En https://depuertoenpuerto.com/crucero-mediterraneo-oriental/ se puede consultar el itinerario completo de nuestro viaje por el Mediterráneo Oriental.

En Diario de un Aburrido hay una entrada tan larga como interesante sobre la isla: http://diriodeunaburrido.blogspot.fr/2012/10/las-islas-jonicas-2-cefalonia-itaca-una.html.

También se puede encontrar información en el blog Islas del Mundo: http://lasislasdelmundo.blogspot.fr/2016/03/cefalonia.html.

En inglés, muy interesante la página oficial de turismo de la isla: https://visitkefallonia.com.

La web de la compañía de transbordadores que da servicio a Cefalonia está en https://kefalonianlines.com.