Kotor, la antigua Cattaro de los venecianos, tiene una historia tan larga como agitada. El destino quiso situarla en una de las fronteras históricas del Mediterráneo. Entre el Imperio Romano de Occidente y su hermano de Oriente. Entre el cristianismo romano y el ortodoxo. Entre Venecia y el Imperio Otomano. Todos ellos, y alguno más, se han disputado la ciudad. Desde que aparece su primera mención histórica, en el 168 AEC, ha sido dominada por romanos, bizantinos, búlgaros, serbios, húngaros, bosnios, venecianos, otomanos, austriacos, rusos, franceses, británicos, austro-húngaros, italianos y yugoslavos. Cambiando de manos numerosas veces, mientras la ciudad intentaba mantener una precaria autonomía, no siempre con éxito. Todos ambicionaban su excelente puerto natural, al final de una profunda ría que se adentra 28 kilómetros entre los Alpes Dináricos. Desde 2006 forma parte de la pequeña República de Montenegro, heredera del histórico foco de resistencia frente al poder otomano.

San Elías, en Dobrota

Iglesia de San Elías, en Dobrota.

Tras una preciosa navegación por las Bocas de Kotor, Le Lyrial fondeó frente a Dobrota, a menos de un kilómetro del muelle principal de la ciudad. El paisaje era imponente. Las blancas paredes de caliza de los Alpes Dináricos, apenas cubiertas por la vegetación, parecían rodear por completo el angosto brazo de mar. Por contra, cerca de las orillas, la arboleda se mezclaba con las construcciones. Muchas modernas, pero otras cargadas de historia. Como la hermosa San Elías, que tiene sus orígenes en el siglo XI. Otras iglesias y casas palaciegas, sobre todo de los siglos XVII al XIX, salpicaban la costa.

Catedral de San Trifón

Catedral de San Trifón.

Desembarcamos en Kotor pasadas las once, con algo de adelanto sobre el horario previsto. Un breve paseo, de unos 250 metros, nos llevó a la Puerta del Mar, la principal entrada del recinto amurallado al casco histórico. La zona estaba llena de turistas, en buena parte procedentes de un enorme crucero de MSC atracado en las inmediaciones. Ignorando la muchedumbre y los hermosos edificios del centro de Kotor, nos dirigimos directamente a uno de los accesos a las fortificaciones superiores, situado en un callejón a espaldas de la catedral. La temperatura era todavía soportable y queríamos aprovechar para visitar la parte alta de las murallas antes de que arreciara el calor.

Murallas de Kotor

Murallas de Kotor.

Además de contar con una hermosa ubicación, Kotor es famosa por su recinto amurallado que, junto con la ciudad antigua, forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1979. Aunque se sabe que el monte de San Juan fue fortificado por Justiniano en el siglo VI, hay indicios de construcciones anteriores, probablemente ilirias. Las murallas actuales tienen su origen en el periodo veneciano. La Serenissima Repubblica dominó Kotor, o Cattaro, desde 1420 hasta su desaparición en 1797, con dos intermedios de ocupación otomana, en 1538 – 1571 y de nuevo en 1657 – 1699. Durante este largo periodo, se fueron mejorando y actualizando las defensas de la ciudad, tarea que continuó el Imperio Austriaco. Tras la Primera Guerra Mundial y la disolución de éste, la fortaleza quedó abandonada, sufriendo bastantes daños en el terremoto de 1979.

Nuestra Señora de la Salud

Nuestra Señora de la Salud.

La ciudad de Kotor ocupa un terreno triangular, prácticamente llano, entre la ría, el río Scurda y el monte de San Juan. Pero sus murallas no se limitan a proteger este reducto. Por contra, trepan por las laderas del monte hasta llegar a su misma cima, a 260 metros de altura. El resultado es un conjunto amurallado peculiar, de una extraña belleza. Ascender por sus tortuosos caminos es una experiencia singular, aunque no exenta de dificultad. La parte baja del itinerario, hasta la iglesia de Nuestra Señora de la Salud, está en relativamente buenas condiciones. A partir de la iglesia, el ascenso se complica. Sin llegar al estado de abandono de la fortaleza veneciana de Parga, que había visitado el día anterior, encontré zonas muy mal conservadas. Incluso con algún que otro cartel advirtiendo de la peligrosidad de seguir. Aunque, al igual que en Parga, ninguna barrera impide entrar en cualquier lugar, independientemente de su estado. Hay que ir con precaución y utilizar el sentido común.

Tejados de Kotor

Tejados de Kotor.

A pesar de las dificultades y el calor, cada vez más intenso, las vistas compensaban todos los esfuerzos. Afortunadamente, la fortaleza estaba prácticamente vacía. Más vacía cuanto más ascendía. Fue imposible resistir la tentación de explorar alguno de sus edificios semi derruidos, o perderse por las angostas escaleras que conducen a los parapetos exteriores. Más allá de éstos, las agrestes laderas de los Alpes Dináricos se elevan hacia el cielo, separadas de la fortaleza por una pequeña quebrada, sobre cuya ladera occidental se apoyan los muros. Edificar la fortaleza de Kotor, en esa orografía y con los medios de la época, debió ser una labor titánica.

Vista desde el castillo de San Juan

Vista desde el castillo de San Juan.

Tras llegar al castillo de San Juan y pasar un rato recuperando el aliento, llegó la hora de emprender el descenso. Hubiera preferido estar más tiempo disfrutando del magnífico panorama, pero Olga se había quedado en Nuestra Señora de la Salud. Hice bien, pues comenzaba a preocuparse por mi tardanza. Según me contó, durante mi ausencia había visto descender a un par de personas en bastante mal estado, con serios golpes de calor.

Kotor desde el monte de San Juan

Kotor desde el monte de San Juan.

Mientras explorábamos las murallas, había zarpado el MSC Música. No quedaba ningún gran crucero en Kotor. Lo pudimos notar al regresar a las calles de la ciudad. Ni mucho menos estábamos solos, pero había desaparecido la masificación de primera hora de la mañana. Además, estaba empezando a nublarse. El día iba claramente a mejor.

Ciborio de la catedral de San Trifón

Ciborio de la catedral de San Trifón.

Entramos en la catedral de San Trifón, un interesante edificio de mediados del siglo XII, construido en el emplazamiento de una iglesia tres siglos más antigua. En el templo predomina el románico, sin faltar elementos más recientes. Como la fachada y las torres barrocas, edificadas tras derrumbarse las originales en el terremoto de 1667. El interior de la catedral es muy interesante, con detalles de diversos estilos, entre los que destacan el altar mayor, creado en plata dorada a principios del siglo XV, los frescos del siglo XIV y el ciborio de piedra, aparentemente del mismo siglo.

Museo de la catedral de San Trifón

Museo de la catedral de San Trifón.

En la parte alta hay un pequeño museo de arte sacro, que merece la pena visitar, en el cual se expone parte del rico tesoro de la catedral. Además de todo tipo de objetos relacionados con el culto, hay algunas muestras de encajes de Dobrota, creados con una peculiar técnica que hunde sus raíces en el siglo XII. Los pasillos superiores también permiten observar la nave principal desde otra perspectiva, así como disfrutar de las vistas sobre la plaza Svetog Tripuna y las calles adyacentes.

Frescos de la iglesia de Santa María

Frescos de la iglesia de Santa María.

Nuestra siguiente visita fue la menos concurrida iglesia de Santa María. Terminada en 1221, ocupa el antiguo emplazamiento de una basílica del siglo VI. Su interior contiene unos interesantes frescos, de los cuales desgraciadamente solo quedan fragmentos. También puede verse la urna con los restos de la beata Osanna de Cattaro, una anacoreta que vivió entre 1493 y 1565. Su historia se describe en los bajorrelieves de las puertas de bronce de la iglesia, del siglo XX.

Iconostasio de San Nicolás

Iconostasio de San Nicolás.

Tras visitar dos templos católicos, entramos en uno ortodoxo: la iglesia de San Nicolás. Se levantó en el solar de un antiguo convento dominico, destruido por un incendio en 1896. Edificada entre 1902 y 1909 en estilo neobizantino, su interior destaca por el iconostasio de 1908. En cambio, lo más llamativo de su exterior es la gran bandera de la iglesia ortodoxa serbia que cuelga en su fachada. Recuerdo de una época que quizá sería mejor olvidar.

Documento del Museo Marítimo de Kotor

Documento del Museo Marítimo de Kotor.

La última visita del día fue el interesantísimo Museo Marítimo de Kotor, alojado en un palacio de principios del XVIII, antiguamente perteneciente a la familia Grgurina. Visitar sus salas permite conocer el interior de una clásica mansión de la vieja nobleza de Cattaro. Además de numerosas maquetas de barcos, cuadros y objetos históricos, destaca su colección de documentos y mapas. Kotor tuvo un importante papel en la navegación por el Adriático, principalmente durante el dominio veneciano, perfectamente reflejado en los fondos del museo, que empezaron a recopilarse en 1880.

Callejeando por Kotor

Callejeando por Kotor.

El tiempo que restaba hasta la hora de zarpar lo empleamos deambulando sin rumbo por las intrincadas callejuelas de Kotor, una de las ciudades históricas mejor conservadas del Mediterráneo Oriental. La huella de la larga presencia veneciana es innegable, plasmada sobre todo en su arquitectura civil. Con auténticas joyas como el palacio Drago, un edificio gótico que comparte plaza con la catedral de San Trifón. O el palacio Prima, en la cercana plaza Brašna, que aúna los elementos renacentistas, en su parte baja, con los barrocos, en los pisos superiores. Las casas más humildes, casi siempre provistas de persianas venecianas, revelan esta misma influencia. Tampoco faltan elementos característicamente venecianos, como el inconfundible León de San Marcos, adornando los rincones más insospechados. Aunque, más allá de los museos y la arquitectura, poco queda de la época en que la ciudad era la capital de la Albania Veneta. La intensa relación cultural y comercial de la vieja Cattaro con Italia se ha diluido con el tiempo, hasta casi desaparecer. Hoy Kotor es una ciudad eslava tras una hermosa fachada italiana.

Algunos vínculos útiles:
En https://depuertoenpuerto.com/de-atenas-a-venecia/ se puede ver nuestro itinerario entre Atenas y Venecia.

En el blog Hoja de rutas hay una larga entrada sobre Kotor y su entorno: http://www.hojaderutas.com/2014/10/kotor-montenegro.html.

La web CruceroAdicto tiene una guía sobre Kotor pensada para los que llegan en barco: https://cruceroadicto.com/visitar-kotor-montenegro.html.

En inglés, hay bastante información en https://www.kotor.com.

Por último, se puede descargar una interesante guía en PDF en https://www.tomsportguides.com/uploads/5/8/5/4/58547429/kotor-8-4-17_part_1_of_2.pdf.