Nidaros significa, en noruego antiguo, boca del río Nid. Fue el nombre oficial de Trondheim hasta que, con la reforma protestante de 1537, desapareció el arzobispado. Tras la independencia noruega, en 1930 se intentó recuperar la antigua denominación. Pero no cuajó entre la población y, al año siguiente, se recuperó Trondheim como topónimo oficial. Por contra, la magnífica catedral que se yergue en lo más alto del casco histórico, en la península formada por el último recodo del Nidelva, siempre mantuvo el nombre original.

Sepultura junto a Nidaros

Sepultura junto a Nidaros.

Cuando llegué junto a sus puertas, la catedral aún no había abierto al público. Contaba con ello. Mientras esperaba, aproveché para pasear por sus alrededores. La luz todavía azulada del amanecer, el intenso frío y la soledad invitaban a la reflexión. Paseando entre las tumbas que rodean Nidaros, en un gélido y ventoso callejón entre ésta y el antiguo palacio arzobispal, me encontré con una cruz de piedra surgiendo del hielo. Jamás había visto una sepultura más desoladora. No pude evitar recordar que, para los antiguos vikingos, el infierno era un lugar frío y helado.

Presbiterio de Nidaros

Presbiterio de Nidaros.

Un sonido de campanas me devolvió al mundo de los vivos. Era el carillón del templo, anunciando las nueve de la mañana, hora de entrar en Nidaros. La visita a la catedral era guiada, en inglés o noruego. Normalmente es de pago, pero aquel día era gratuita durante la primera hora de la mañana. Me uní a un grupo anglófono que, guiado por una chica ataviada con una llamativa túnica roja, pasó algo más de media hora recorriendo sus naves. La visita fue muy interesante. Se notaba que la guía disfrutaba explicando la larga y agitada historia de Nidaros, así como su importancia en la formación del reino de Noruega y su cristianización.

Fachada septentrional de Nidaros

Fachada septentrional de Nidaros.

Aunque se cree que hubo un edificio anterior, la construcción de Nidaros comenzó en 1070, sobre la supuesta tumba del rey Olaf II, muerto cuarenta años antes en la batalla de Stiklestad, unos cincuenta kilómetros al noreste de Trondheim. Según la leyenda, Olaf cristianizó Noruega, sacrificando su vida por el camino y siendo canonizado por la Iglesia Católica en 1164. En realidad, los reyes de Noruega eran cristianos desde mediados del siglo X. Todo apunta a que, como tantas veces ocurrió en la Edad Media (y en realidad, siempre), la imposición de un credo y una jerarquía eclesiástica rígida no era más que una herramienta para consolidar la autoridad real. Aunque, por supuesto, la chica de la túnica roja nos contó una historia muy diferente.

Torre del crucero de Nidaros

Torre del crucero de Nidaros.

El edificio se completó alrededor del 1300, pero sufrió numerosos incendios. El primero en 1327, poco después de su finalización. Tras los últimos, en 1718 y 1719, solo sobrevivieron los muros exteriores. La reconstrucción posterior, incorporó elementos barrocos, muy alejados del aspecto original del edificio. Nidaros no pasaba por su mejor momento. La reforma protestante privó a la catedral de su importancia como centro de culto y peregrinación. Por otra parte, la corona de Dinamarca, a la que Noruega estaba unida desde 1536, veía con malos ojos un templo ligado a la historia del rey Olaf Haraldsson, un firme opositor a los intentos de conquista danesa.

Fachada meridional de Nidaros

Fachada meridional de Nidaros.

Ya en el siglo XIX, con el auge del nacionalismo noruego, Nidaros pasó a ser un símbolo de la identidad del país. La constitución de 1814 decretó que los reyes de Noruega fueran coronados en el templo. El primero fue Bernadotte, el único general de Napoleon capaz de sobrevivir políticamente a la caída del emperador, que acabaría accediendo a los tronos de Suecia y Noruega en 1818 como Carlos XIV Juan. Tras disolverse la unión entre ambos reinos en 1905, la nueva constitución derogó la ceremonia de la coronación, aunque los reyes de Noruega siguen acudiendo a Nidaros a jurar sus obligaciones y recibir la bendición.

Fachada occidental de Nidaros

Fachada occidental de Nidaros.

Fruto de esta nueva etapa, en 1869 se acometió la restauración integral del templo, intentando aproximarse al modelo original de la Edad Media. La fachada occidental y las dos torres, que eran las partes más dañadas, se terminaron en 1968, aunque hasta 1983 se siguieron colocando esculturas. En paralelo, ha resurgido el interés por la red medieval de peregrinación conocida como Camino de San OIaf, que actualmente cubre unos 5.000 kilómetros. Su itinerario principal son los 650 kilómetros que unen Oslo con Nidaros.

Con independencia de los auténticos motivos del rey Olaf II y la veracidad de los milagros que se le atribuyen, es innegable la imponente presencia de Nidaros, la catedral gótica más septentrional del mundo y quizá el edificio histórico más relevante de Noruega. En mi opinión, una visita obligada para cualquiera que viaje a Trondheim.

Algunos vínculos útiles:

Se puede ver todo el recorrido invernal que realicé por Noruega en https://depuertoenpuerto.com/noruega-en-invierno/.

El blog saltaconmigo tiene una entrada sobre la catedral: https://saltaconmigo.com/blog/2012/09/la-catedral-de-nidaros-trondheim/.

En tragaviajes describen como es recorrer el Camino de San Olav: https://www.tragaviajes.com/camino-de-san-olav-nidaros-noruega/.

La Wikipedia contiene dos largas entradas referidas a Nidaros. Una genérica (https://es.wikipedia.org/wiki/Catedral_de_Nidaros) y otra mas específica sobre su fachada occidental (https://es.wikipedia.org/wiki/Fachada_occidental_de_la_catedral_de_Nidaros).

En Youtube hay una interesante animación tridimensional que muestra la evolución histórica de Nidaros: https://www.youtube.com/watch?v=bxJgolznf9A. La música me parece un horror, pero siempre se puede silenciar.

En inglés, la página oficial de la catedral está en https://www.nidarosdomen.no/en/, aunque no parece ofrecer mucha información.

Por contra, la web Life in Norway tiene una extensa entrada sobre Nidaros: https://www.lifeinnorway.net/nidaros-cathedral/.