En teoría el embarque había comenzado a las 16 horas. Pero no. Por algún motivo que no llegué a conocer, se había retrasado y el pasaje se amontonaba en la cafetería de la terminal, a escasos metros del Finnmarken. En un momento dado el buque, que estaba amarrado a su costado de babor, zarpó, para sorpresa de todos los que estábamos esperando. Unos minutos después, regresó, atracando esta vez por el costado de estribor. Poco después, ya de noche y bajo una incipiente lluvia, comenzó el embarque. En lugar de acceder al barco por la pasarela cubierta de la terminal, lo hicimos por una portezuela a nivel del muelle, mientras unos operarios realizaban tareas de mantenimiento en el costado del buque.
Finalmente, a las seis y media entraba en el que iba a ser mi camarote durante once noches. Tras vaciar la maleta, comencé a explorar el barco. Tenía tiempo de sobra, ya que no zarpábamos hasta cuatro horas más tarde. Curiosamente, mientras recorría las cubiertas bajo una lluvia cada vez más intensa, el barco zarpó de nuevo, una hora antes de lo previsto. Era una falsa alarma. Tras alejarse algo de la terminal, viró en redondo y volvió a atracar, esta vez a babor. En ese momento, comencé a apreciar una de las disparidades entre Hurtigruten y otros barcos en los que había navegado. La facilidad con la que atracaban y desatracaban era pasmosa. Nada que ver con las pesadas maniobras de los barcos de crucero. No sería la única diferencia.
El Finnmarken zarpó por tercera vez a las 10:30, la hora prevista. Esta vez si fue la buena y, para celebrarlo, Bergen decidió despedirnos con su faceta más característica. En unos minutos, la lluvia que nos acompañaba desde media tarde se convirtió en un aguacero. La noche, las nubes bajas y el intenso chaparrón se conjugaron para dar a la ciudad un aspecto extraño e irreal.
Era la tercera vez que surcaba esas mismas aguas, aunque la primera vez que lo hacía de noche. Pasé un rato en la cubierta de popa, al abrigo de la lluvia, viendo como desfilaban ante mi los edificios de Nordnes, mientras el centro de Bergen se iba difuminando lentamente entre la lluvia. Media hora más tarde, pasábamos bajo el puente de Askoy, en una noche cada vez más oscura y cerrada. Tenía por delante once días de navegación, que presumía iban a ser intensos, aunque en aquel momento no sospechaba hasta que punto. Pensé que era un buen momento para dar el día por finalizado y guardar energías para el futuro. Mi primera jornada a bordo del Finnmarken no había dado mucho de sí. Breve y navegando entre la lluvia y la oscuridad. Todo cambió al día siguiente.
Se puede ver todo el recorrido invernal que realicé por Noruega en https://depuertoenpuerto.com/noruega-en-invierno/.
En el blog Andén 27 se puede encontrar bastante información sobre el viaje en sentido norte, realizado en verano: http://anden-27.blogspot.com/2015/10/hurtigruten.html.
La web oficial de turismo de Noruega también tiene una página dedicada al expreso de la costa: https://www.visitnorway.es/organiza-tu-viaje/como-moverse/en-barco/hurtigruten/.
La página del representante de Hurtigruten para España y Portugal está en https://www.hurtigrutenspain.com/destinos/noruega/bergen-kirkenes-bergen/, aunque no permite hacer reservas, solo ver información y solicitar presupuestos.
En inglés la página oficial está en https://global.hurtigruten.com/destinations/norway/classic-round-voyage-bergen-kirkenes-bergen. Aquí si se pueden ver los camarotes disponibles y hacer la compra en línea.
Para el que prefiera hacer solo una parte del recorrido, recomiendo consultar el blog Snow to Seas, que describe un trayecto Bergen – Ålesund a principios de otoño, con consejos prácticos: http://snowtoseas.com/norwegian-fjords-budget-hurtigruten/.
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