El 3 de Febrero de 1945, en el recinto de Intramuros, había siete iglesias de la época colonial española. El 3 de Marzo solo quedaba una: San Agustín. A pesar de los cuantiosos daños, logró sobrevivir al intenso bombardeo que sufrió Manila, y en especial su casco histórico, por parte de la artillería estadounidense, auxiliada por tropas filipinas. Quizá el hecho de que los japoneses la utilizaran como un improvisado campo de concentración, en el que recluyeron a cientos de civiles y eclesiásticos residentes en Intramuros, provocó que la artillería no la eligiera como blanco. O quizá fue solo la casualidad. En cualquier caso, San Agustín se yergue como la única muestra genuina de un pasado en el que, en el otro extremo del Mundo y durante una época en que las comunicaciones eran lentas e inciertas, un reducido grupo de españoles mantuvo vivo su acervo cultural durante más de tres siglos.

Fachada principal de San Agustín

Fachada principal de San Agustín.

Edificada por primera vez en 1571, San Agustín no tuvo unos comienzos fáciles. A los tres años, un incendio destruía la primera estructura de bambú y palma. Una segunda estructura ardió en 1583, por lo que se decidió edificar una iglesia de piedra. Levantada entre 1586 y 1607, los ocho terremotos a los que ha sobrevivido atestiguan la solidez de su construcción. En el de 1863 fue el único edificio público de Manila que no sufrió ningún daño. También sobrevivió a la ocupación y el saqueo británicos durante la Guerra de los Siete Años.

Retablo de San Nicoláss de Tolentino

Retablo de San Nicolás de Tolentino.

Pero la iglesia no salió indemne de tantos avatares. En el saqueo de 1762 se perdieron numerosos tesoros, como la mayor parte de la colección de tallas en marfil. También se profanaron las tumbas de Legazpi y otros conquistadores españoles. El terremoto de 1880 dañó su torre oriental. Aunque no se derrumbó, quedó tan maltrecha que se decidió demolerla, por lo que en la actualidad la fachada solo tiene una torre. Las pérdidas en la Segunda Guerra Mundial fueron mucho peores. De los 17 frailes que habitaban en el monasterio, 15 fueron asesinados por los japoneses. Durante el bombardeo estadounidense, la iglesia perdió parte de su tejado y sufrió el impacto directo de un obús en la pared de la capilla de Legazpi. El monasterio fue parcialmente destruido. Se perdieron unos 20.000 libros y mapas antiguos, 271 cuadros y gran cantidad de enseres y mobiliario histórico. Tras la derrota japonesa, las tropas estadounidenses acamparon en la iglesia, dañando suelos, bancos, altares, pinturas e imágenes.

Interior de San Agustín

Interior de San Agustín.

A pesar de tanta destrucción, la iglesia sigue atesorando un enorme patrimonio. Al entrar, es imposible evitar una extraña sensación de familiaridad. La arquitectura, el mobiliario, las pinturas y las imágenes, trasladan al visitante a una iglesia barroca inequívocamente española. Además de su valor artístico, San Agustín tiene gran importancia histórica, siendo la iglesia más antigua de Filipinas. Los restos de Legazpi y otros conquistadores reposan ahora en la capilla más oriental del transepto. Entre sus muros se prepararon los términos de la rendición de Manila a las tropas estadounidenses en 1898. En 1993 fue incluida, junto a otras tres iglesias barrocas del archipiélago, en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.

Retablo de Juan De Los Santos

Retablo de Juan de los Santos.

El monasterio fue restaurado en la década de 1970, siendo convertido en un museo. En su interior, se puede apreciar parte del patrimonio que sobrevivió a la batalla de Manila, así como diversos elementos donados o trasladados desde otros lugares. Cuadros y retablos comparten salas con mobiliario y objetos de culto. También se expone la colección de tallas de marfil, con las piezas que sobrevivieron al saqueo británico complementadas con adquisiciones y donaciones posteriores. En una de las salas se conserva una colección original de un enciclopédico tratado sobre la flora de las islas, original del siglo XIX. Tampoco faltan elementos típicamente orientales, generalmente procedentes del comercio con China. Una visita imprescindible para comprender la originalidad cultural de Filipinas.

Jardin del claustro de San Agustín

Jardín del claustro de San Agustín.

Dentro del actual entorno, un tanto caótico y desolado, del casco histórico de Manila, el conjunto de la iglesia y el museo de San Agustín destacan por su valor intrínseco, por ser un remanso de paz y por constituir prácticamente el último recordatorio de la excepcionalidad de la Manila española. Un patrimonio cultural que, desgraciadamente, en su mayor parte se ha perdido para siempre.

Algunos vínculos útiles:
Página de la UNESCO sobre las iglesias barrocas de Filipinas (en parte en español): http://whc.unesco.org/en/list/677/.

De Zumárraga a Filipinas es un interesante blog con referencias a las relaciones entre España y el archipiélago. Tiene una página dedicada a la tumba de Legazpi: http://www.zumarragarraenfilipinas.com/tumba-de-miguel-lópez-de-legazpi-iglesia-de-san-agust%C3%ADn-manila.html.

En https://depuertoenpuerto.com/crucero-mar-de-la-china-meridional/ se puede ver nuestro itinerario completo por el mar de la China Meridional.

En inglés, el blog Wandering Bakya tiene una larga y descriptiva entrada sobre el museo: http://wanderingbakya.com/san-agustin-museum-manila/.