Oia es la quintaesencia de Santorini. Buena parte de las imágenes de la isla que todos hemos visto mil veces son de esta pequeña localidad, de poco mas de 1.500 habitantes, situada en el extremo noroeste de la isla. Encaramada en lo alto del acantilado que bordea la caldera volcánica, sus características iglesias, con las paredes y campanarios encalados y las cúpulas pintadas de azul, son fotografiadas miles de veces cada día.

Oia desde Amoudi

Oia y el puerto de Amoudi

Tras desembarcar en el pequeño puerto de Amoudi, subimos hasta Oia en autobús. Sedientos y empapados por la accidentada travesía en barco, lo primero que hicimos fue buscar un lugar en el que reponer fuerzas y secarnos. Lo encontramos en Lotza, un café y restaurante con una terraza desde la que pudimos disfrutar de unas vistas impresionantes.

Iglesias de Oia

Iglesias de Oia.

Secos y de nuevo con fuerzas, comenzamos a explorar el laberinto de callejones peatonales, buscando las cúpulas azules y los campanarios que han hecho Oia famosa. Pasamos parte de la mañana bajando y volviendo a subir las escalinatas de sus empinadas calles. Mas de una vez tuve la sensación de estar atrapado en una reproducción a tamaño real de algún grabado de Escher.

A continuación, nos encaminamos al Castillo de San Nicolás, en el extremo suroeste de la localidad. Aunque se le conoce como el Castillo Bizantino, sus orígenes parecen estar relacionados con los D’ Argentas, una familia de origen latino que se estableció en Santorini en el siglo XIII y retuvo el castillo hasta la conquista otomana en 1579. Desde el terremoto de 1956, San Nicolás es poco mas que un montón de ruinas inestables. A la entrada, hay un cartel prohibiendo el paso por peligro de desprendimientos, que todo el mundo ignora alegremente. Quizá sea un resto olvidado del rodaje de Tomb Raider: La cuna de la vida, película (bastante mala, por cierto) que comienza con una secuencia rodada en el castillo.

Thirasia desde Oia

Thirasia desde Oia.

Las ruinas del castillo no son gran cosa, pero las vistas compensan con creces el esfuerzo. Además del extremo noroccidental de Santorini, hay una preciosa vista de Thirasia y las demás islas que componen la caldera volcánica. Fue una pena que, quizá por el intenso calor, el cielo estuviera casi completamente cubierto con unas nubes que, aunque livianas, nos privaron del intenso cielo azul del que pudimos disfrutar durante casi todo el viaje.

Molinos de Oia

Molinos de Oia.

Tras visitar el castillo, dimos una vuelta por las callejuelas hacia el noroeste de Oia. Aunque no tenían la espectacularidad de las del sur, no les faltaba atractivo: las inevitables casas encaladas, los molinos, el castillo de San Nicolas y la costa de la cercana isla de Thirasia se conjugaban para crear un entorno de indudable belleza.

Santorini desde Oia

Santorini desde Oia.

Antes de abandonar Oia, no pudimos evitar acercarnos de nuevo a los acantilados de su costa meridional. Asomados al pretil de un callejón sin nombre, pasamos un buen rato disfrutando tranquilamente de una vista casi mágica.

Algunos vínculos útiles:

La página oficial de turismo de la Santorini tiene una sección dedicada a Oia (en inglés): http://www.santorini.gr/index.php?option=com_content&view=article&id=60&Itemid=60&lang=en.

En español, casi todas las entradas de blog están mezcladas con información genérica de la isla. Una excepción es el blog Quiero Ver Mundo: http://quierovermundoblog.com/islas-griegas-el-pueblo-de-oia-en-santorini/.

En inglés, es interesante la entrada de Matt Barrett´s Travel Guides: https://www.greektravel.com/greekislands/santorini/oia/index.htm.

En https://depuertoenpuerto.com/crucero-mediterraneo-oriental/ se puede consultar el itinerario completo de nuestro viaje por el Mediterráneo Oriental.